Sugerimos que cuando lea una nota de este blog (sea subida de otro sitio o escrita por nosotros) ponga en práctica el consejo de San Pablo dado a los tesalonicenses que presentamos a continuación:
1Tesalonicenses 5:21 Antes bien, examinadlo todo cuidadosamente , retened lo bueno; 5:22 absteneos de toda forma de mal.
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AyA
La nueva revolución comunista no se esta llevando adelante mediante el uso de AK-47's, NO, de ningún modo.
La revolución comunista actual esta usando a los medios para implantar ideas de forma sutil de manera que la gente, en su mayoría, termine pensando en términos comunistas sin siquiera darse cuenta.
De esta manera la gente aceptará lo que viene como una lógica consecuencia en la historia "evolutiva" humana.
A continuación un excelente ejemplo de como la élite adoctrina mediante programación predictiva utilizando al periodismo actual.
Y las mayorías sin darse cuenta de que es lo que sucede realmente...
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"Hogares en tránsito. Nuevas versiones para el Home Sweet Home"
La Nación
Desafiado por la movilidad de los millennials, las transformaciones tecnológicas y la crisis económica y habitacional, se reconfigura un concepto que parecía eterno.
La idea del hogar, un concepto que hasta hace algunas
décadas parecía inamovible e íntimamente relacionado con aspectos
definitorios de la vida de las personas, hoy ha mutado a extremos
irreconocibles, fruto de una miríada de variables culturales que hacen
que lo pensemos y vivamos de manera diferente.
Lo que en algún momento
estuvo firmemente arraigado en lo geográfico y a nociones como la
familia tradicional se ha visto modificado por la tecnología y una
creciente movilidad (se habla de "nómades digitales"), fenómenos
globales como la
sharing economy (economía intercambiable o comunitaria), y los nuevos hábitos de consumo y
trabajo de las generaciones jóvenes, entre otras cuestiones.
¿Qué
podemos esperar del nuevo "home sweet home" y cuál será su impacto en la
sociedad y la economía en los próximos años?.
"Menos
hijos, más tiempo en casa, viviendas chicas y con menos objetos son
algunas de las tendencias de los nuevos hogares en la Argentina y en el
mundo. Detrás de ellos hay un conjunto de necesidades con aristas
socioeconómicas: la necesidad de frenar el consumo de cosas
prescindibles, de conciliar la vida personal y laboral, y que el
trabajo, donde pasamos la mayor parte de nuestras vidas, se transforme
en una fuente de placer y no de malestar", resume Victoria Giarrizzo,
investigadora del Instituo Interdisciplinario de Economía Política de
Buenos Aires (IIEP-Baires, UBA).
Viviendas y cosas
Históricamente
asociada con el origen, la pertenencia o la familia, empapando el
imaginario popular a través de postales idílicas en donde la gente se
reúne alrededor de un fuego o una mesa, o gracias a lo que películas y
canciones dictaron durante años, la casa es uno de los primeros
demarcadores identitarios.
Pero ¿cómo nos definimos si la idea del hogar
está cambiando o se presenta como algo más inestable? La historia del
hogar es también, en gran medida, la historia de nuestra relación con
las cosas, en particular en una época donde lo físico y su valor parecen
haber cedido ante el paradigma digital, o se encuentran cuestionados
por movimientos anticonsumo y verdes, o modas de desapego (del budismo
al decluttering de Marie Kondo y otros). Lo cierto es que como seres
humanos tenemos una pulsión reconocible hacia almacenar recuerdos,
valores y experiencias a través de los objetos, concediéndoles tanto una
función de registro como de indicador personal.
Distintos
estudios y teorías sobre la propiedad y la identidad señalan hacia el
mismo lugar: poseemos cosas que nos permitan entender quiénes somos y
maximizar nuestro yo. O, dicho de otro modo, proyectamos quiénes somos
-y quiénes queremos ser- en lo que poseemos. Como sugiere Dominique
Browning, escritora y editora de House & Garden y de numerosos
libros sobre el tema, existe un íntimo vínculo y una función (de apego a
la vida) entre las posesiones, el hogar y nosotros.
Claro que
también podemos terminar como rehenes de los objetos físicos, que pueden
definirnos en maneras no siempre positivas. Por eso el término
hoarder
es reconocible no sólo por los programas dedicados a los acumuladores
compulsivos de la TV, sino también para entender una relación
disfuncional con las posesiones. Algunos podrán sentirse a gusto con sus
cosas, mientras que otros están satisfechos con tener sus recuerdos en
la nube y sus libros o música en formatos digitales. Es en este contexto
de abundancia, accesibilidad y compulsión donde comienzan a florecer
los discursos
back-to-basics, tanto en el marco del consumo como de la vivienda.
Imágenes aspiracionales
"Las
nuevas generaciones viven con la sensación de que se cayeron las
fronteras, es fácil trabajar a distancia, comunicarse es algo
instantáneo. Estas posibilidades han ido moldeando personas con hábitos
diferentes, muy nómades, que necesitan espacios flexibles que se adapten
a su vida, trabajan en grupo y prefieren equipamientos desarmables y
transportables -explica Gabi López, diseñadora de interiores que tiene
en su estudio un área dedicada a la investigación-. No comulgan con
nuestro viejo modelo de trabajar, trabajar y acumular. Vieron la
explosión de la crisis inmobiliaria".
De igual forma en que las
posesiones pueden establecer contornos y límites, también el espacio lo
hace. Es por esto que una de las mutaciones más interesantes para
observar en el último tiempo es la que promueve el desapego al hogar, o
al menos a la idea tradicional, un impulso ligado a las nuevas -y menos
acaudaladas- generaciones.
Si de imágenes aspiracionales se trata, pasar
de la casa con varias habitaciones y cerca blanca a una prefabricada
ínfima o rodante es un cambio significativo. Así, el nuevo imaginario se
regodea con las
tiny houses (que tienen también su movimiento,
Tiny House Movement), una tendencia que crece de forma sostenida en
Europa y Estados Unidos e invita a reducir lo más posible el espacio
habitable de una persona. Con el
leitmotiv de la vida simple
(¿para qué tener una casa grande?), y con el objetivo de reducir costos,
se promueve la construcción de microcasas para vivir en la ciudad o el
campo.
Desde fotos de Instagram asoman casas rodantes o pequeñas cabañas con cuartos de 4x4, que sirven tanto para el deleite de los
hipsters
como de los que buscan un cambio consciente en relación al consumo y
los recursos vitales. Más allá de la veta ecológica, los motivos para
optar por las minicasas son en primera instancia económicos (pueden
costar alrededor de 5000 dólares en adelante). El énfasis en lo
financiero es comprensible en una movida que tiene su epicentro en
Estados Unidos, sobre todo luego de la crisis de 2008, y si se observan
los costos de tener una propiedad y el nivel promedio de deuda que tiene
que adquirir un ciudadano para llegar a cumplir el publicitado sueño
del hogar propio.
Si los jóvenes adultos crecieron con
concepciones diferentes respecto del trabajo, era natural que también
tuvieran ideas distintas respecto de la vivienda y la compañía. La
autora norteamericana Courtney Martin se ha dedicado a analizar el
discurso
millennial, echando por tierra tanto la narrativa tradicional del sueño americano como los prejuicios sobre los más jóvenes. En su libro
The New Better Off: Reinventing the American Dream, Martin
aborda la nueva perspectiva generacional respecto del dinero, los
bienes, la casa y la familia: desde su perspectiva, los
millennials
ya no son las víctimas de la crisis o inútiles malcriados, sino
creadores de opciones en respuesta a la presión económica.
"El
aprendizaje de esta recesión ha hecho revaluar dónde ponés tu energía y
tu tiempo. El principal peligro no es no lograr el sueño americano, sino
conseguir un sueño en el que no creés. La recesión le quitó aire al
sueño, pero también expuso lo rotos que están nuestros sistemas",
reflexiona Martin.
Flexibilidad
Lo que se puede apreciar
en muchos de estos discursos es que se deja de hablar sólo de dinero y
se pasa a pensar en términos de tiempo y esfuerzo, de proyección
personal, y hasta de relaciones y nuevos arreglos socioafectivos. En ese
aspecto, otro viraje llamativo de la última década es el surgimiento de
opciones de vivienda que apuntan a una experiencia comunal, de los
hogares multigeneracionales (en parte explicados por la vuelta al nido
paterno) al impresionante aumento del
co-housing o co-living. La
propia Martin relata sus experiencias en una comunidad cerrada en
Oakland, donde una veintena de personas comparten espacios comunes como
una cocina y un área para comer, aparte de trabajar la tierra en
conjunto.
"Debido a las dificultades para acceder a una vivienda,
los jóvenes tienden a quedarse más tiempo en casa de sus padres
-describe a su vez la diseñadora Gabi Lopez-. Estamos viendo que en las
viviendas actuales conviven tres generaciones juntas. Esta fórmula
necesita una vivienda que se adapte a tres comportamientos diferentes".
Así,
mientras la familia extendida parece ser el nuevo signo de los tiempos,
la opción del "piso compartido", popularizada por aquel film europeo de
2002, dejó de ser una moda del Viejo Continente para convertirse en
boom internacional. De hecho, el número de gente de 18 a 35 que vive con
roommates
se duplicó en los últimos treinta años desde la década del 80
(compitiendo con modelos clásicos como vivir con la pareja o los
padres), y ya se habla de todo un mercado dedicado al
co-living
(donde se construyen casas pensadas a tal efecto y hasta se ofrecen
servicios de abastecimiento y gestión para esas viviendas). Lejos está
también el prejuicio de que esta modalidad es para gente jubilada, como
sucedía hasta hace un tiempo en Estados Unidos (pioneros en el tema de
las comunidades cerradas para la tercera edad) o como se explota
localmente con iniciativas como Vida Linda en Buenos Aires.
Así
como las nociones en torno al trabajo han cambiado significativamente en
la última década, también han impactado en la concepción del hogar,
permitiendo, irrupción tecnológica mediante, tendencias del nuevo
milenio como el teletrabajo (y toda una gama de variantes entre los
extremos del oficinista que marca tarjeta y el
freelo). Este
cambio de paradigma marca una serie de nuevas dinámicas; entre ellas,
permitir una movilidad sin precedentes que habilitó la posibilidad de
trabajar desde cualquier parte del mundo. En este sentido, para los
millennials y la Generación Z los propios dispositivos como el celular o la
laptop se han transformado en una especie de hogar temporal y transportable, donde tienen casi todo lo que necesitan.
Asimismo, la idea del hogar multifunción, no sólo como lugar de privacidad y descanso, sino también como un
hub creativo y social desde dónde trabajar, crear, reunirse (ha crecido mucho también la modalidad del
co-working),
se hace patente en las nuevas generaciones. Eso también ha disuelto las
fronteras de la "vieja" privacidad y ha producido una dualidad en el
"estar": estamos en la oficina pero también en el resguardo de nuestra
casa. La contracara son los espacios de trabajo, que en algunos casos
tienden a estar cada vez más moldeados a imagen y semejanza del hogar
(con camas,
playrooms, gimnasios, jardines, etc).
Esta evolución se da tanto por cuestiones técnicas como culturales,
en tanto la prerrogativa de trabajar en un cubículo ya no es limitante
para los jóvenes, que buscan sobre todo flexibilidad en términos
laborales, relacionales y espaciales. Según una encuesta de Nubelo en el
rubro IT (trabajadores tecnológicos) realizada en la Argentina hace
cinco años el 71% se inclinaba por horarios flexibles, algo a lo que la
mayoría de las empresas le prestan atención en la actualidad. Por su
parte, Matt Barrie, fundador de freelancer.com, explicó hace poco el
increíble crecimiento que el sitio tuvo en Latinoamérica (en 2012
representaba menos del 2% y hoy es casi el 10%), con una base de
usuarios argentinos que ronda los 200.000 (es el país de habla hispana
con más usuarios) y que trabajan en su casa o en la calle.
Por
último, esta movilidad constante habilita una nueva visión sobre los
bienes y espacios, y cómo es posible utilizarlos: las economías
colaborativas, con AirB&B a la cabeza son ejemplo de la
transformación tecnológica del hogar. Alquilar, subalquilar, prestar,
trocar, ya no son conceptos
hippies o extraños, sino estrategias para capitalizarse.
"En 1973 el economista alemán Ernst Friedrich Schumacher revolucionó el mundo académico con un libro novedoso:
Lo pequeño es hermoso.
Schumacher critica allí las bases de la economía consumista occidental,
que prioriza el gigantismo y enfatiza la virtud de maximizar el
bienestar, y minimiza el consumo y el trabajo, con la función de darle a
la gente la oportunidad de desarrollar sus habilidades, de unirse con
otros y de producir sólo los bienes y servicios compatibles con una vida
libre", apunta Giarrizzo sobre estas nuevas-viejas ideas que están
modificando los hogares en Occidente.
A futuro
En paralelo
a las discusiones acerca de qué constituye un hogar, una tragedia
contemporánea obliga a examinar el dilema de los que no tienen casa: los
que deben dejar sus tierras y migrar. La crisis de los refugiados, con
65 millones de personas que se trasladan alrededor del mundo y se ven
inmersos en diversas problemáticas (crisis identitaria, falta de
integración, discriminación, crimen y violencia), es un postergado
debate.
Sin contar las migraciones internas generadas por la población
que se traslada del campo a la ciudad, con los consecuentes
interrogantes sobre la planificación y proyección urbana. Con este
marco complejo convive el mencionado movimiento
Tiny House y los
desafíos que presenta para la legislación actual (se está buscando
alterar el código de construcción residencial internacional para
acomodar esas variantes actualmente ilegales).
Mientras tanto la
llamada Generación Rent, aquellos jóvenes educados que entraron a la
fuerza laboral post 2008 -y que ya se sabe generarán menos ingresos que
sus padres y abuelos-, lidia con la realidad de no tener un hogar propio
y contentarse con alquilar de por vida.
Pero, entonces, ¿cuán
importante es ser dueño de una casa hoy?
La respuesta a esa pregunta ha
variado en el tiempo, y si ser "dueños" como promovía un popular
comercial de un banco argentino ya no es lo que era, tener un lugar que
llamemos casa siempre lo será. Pero hoy eso puede significar muchas
cosas: dónde residimos, o trabajamos y vivimos, un sitio que compartimos
o un medio para trasladarnos, sea permanente o por períodos de tiempo.
También puede ser un objeto, una actividad o un estado mental en
cualquier parte del mundo.
El espacio donde habitamos tiene una
íntima relación no sólo con cómo elegimos vivir, sino también con cómo
nos proyectamos y qué imaginamos que somos capaces de hacer. Estas
nuevas visiones parecen alumbrar un camino en donde los espacios sean
herramientas para disfrutar y explotar, mutando según las necesidades y
los contextos.
Martin Heidegger predecía una sociedad moderna
conducida por la tecnología y la ciencia que privaría a la gente de la
sensación del hogar, con la nostalgia como sentimiento de época. Pero
tal vez, esta época nos está enseñando a encontrar otras formas de
construir identidad y sentido.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1979258-hogares-en-transito-nuevas-versiones-para-el-home-sweet-home
¿Está usted afirmado sobre la Roca de la Salvación? Jesucristo: Dios con nosotros, quien vino a morir por nuestros pecados y nuestra maldad; quien resucitó al tercer día y vuelve en breve según su inquebrantable promesa. Isaías 55:6 Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano.Isa 55:7 Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.