“Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no
todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos,
somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros”.
Romanos 12: 4-5
La iglesia de Cristo, edificada con este
propósito se le describe siempre en términos de “koinonía”, un compartir
de la vida en común en el vínculo de Jesucristo. Sin embargo, la
realidad es que cuando pasó el tiempo, después de la muerte de los
apóstoles, la iglesia gravitó más en busca de una definición esencial,
no en términos de un organismo dinámico, sino como una institución
visible con una jerarquía de oficiales. La iglesia ya no pudo ser
identificada como un cuerpo de creyentes unidos por el amor, miembros
los unos de los otros, sino como una organización religiosa cuyos
oficiales le daban significado. Finalmente, se llegó a afirmar que sin
oficiales no podía haber iglesia. La organización usurpó la vitalidad de
la vida como el sello de la iglesia.
Es muy común hoy en día
que, cuando alguien pregunta, “¿a qué iglesia asistes?”, la segunda
pregunta por lo general sea la siguiente: “¿quién es el pastor allí?”
¿Apóstoles, Pastores, Maestros, Profetas, quienes guiaban la iglesia del Nuevo Pacto?
“Exhorto pues a los ancianos entre vosotros (yo anciano también con
ellos y testigo de los padecimientos del Mesías, que también soy
participante de la gloria que va a ser revelada):
Apacentad la grey de
Dios que está entre vosotros, no por fuerza, sino voluntariamente, según
Dios; no con avaricia de ganancia material, sino de buena voluntad; no
enseñoreándoos de la gran heredad, sino siendo ejemplos de la grey. Y
cuando aparezca el Príncipe de los pastores, 1 Pedro 5:1-4
“Apacentar la grey” a los “ancianos” que tiene que rendirle cuentas
luego al “Príncipe de los pastores”… La iglesia primitiva surgió del
pueblo judío; todos los apóstoles fueron judíos y se expresaron en
términos judíos. Tenemos que entender entonces, desde el trasfondo del
Antiguo Testamento: ¿qué era un anciano en Israel?
La palabra
“anciano” (o “ancianos”) se menciona en la escritura, tanto en el
Antiguo Testamento, en el contexto de la nación de Israel, como en el
Nuevo Pacto, en el contexto de guiar una asamblea. Según la Biblia,
entonces, ¿qué es un “anciano”? hay tres diferentes sentidos la palabra
“anciano” en la Biblia (mencionando también un sentido, que realmente
es una mezcla de los demás: Los 24 ancianos del Libro de Apocalipsis).
Un “anciano” es un hombre de edad Y exhaló el espíritu, y murió Abraham
en buena vejez, anciano y lleno de años, y fue unido a su pueblo.
Génesis 25:8. Este es el sentido más general de la palabra y simplemente
se refiere a alguien “viejo” de años.
Un “anciano” es un líder
de la nación de Israel, Éxodo 3:16-18. Y Numero 22:4-7, El término no
sólo se aplica a Israel porque los gentiles también tenían sus guías que
eran llamados “ancianos”. Pero, luego Dios estableció a 70 “ancianos”
para ser “representantes oficiales” de Israel. Éxodo 24:11. Dios los
llama “príncipes” porque eran gobernantes subordinados (gobernaban pero
siempre bajo el liderazgo del sumo sacerdote y los demás sacerdotes).
Número 11:16-30. Estos ancianos “oficiales” eran los “principales” (los
líderes, los gobernantes) del pueblo de Israel; Dios los apartó para
ayudar a Moisés con la carga del liderazgo de la nación. Este “puesto”
de anciano existía aun en los días de Jesús y los Apóstoles. Eran de los
líderes de la nación que rechazaron a Jesús como el Mesías. Hechos
4:5-18. La palabra “anciano” se menciona por primera vez en el contexto
de la iglesia local en Jerusalén (los hermanos de Antioquía mandaron una
ofrenda a los ancianos de la iglesia de Jerusalén) Hechos 11:29-30.
Estos ancianos, con los Apóstoles, formaban el equipo de guías en
aquella iglesia.
Un “anciano”, por tanto, no es un “cargo” u
“oficio” que se podría ocupar según un reglamento institucional. Ni
mucho menos podrían ancianos ser instituidos y destituidos por turnos o
según el antojo de un “pastor” o de una congregación como una familia
tampoco puede cambiar de padre cada año. Un anciano bíblico no es
“elegido” ni “nombrado”; un anciano bíblico es reconocido. La misma
palabra “anciano” nos dice que la madurez (espiritual) es lo esencial
para un anciano. En la Biblia, la edad avanzada normalmente es sinónimo
de sabiduría y amplia experiencia. Y esta sabiduría y madurez viene en
primer lugar de muchos años de ejercer la paternidad en su propia
familia.
En cada una de las iglesias entre los gentiles que Pablo
empezó, él estableció “ancianos”. Hechos 14:23. Estos ancianos eran
también los “obispos” de las iglesias. Entonces, por esto podemos
entender que, en el contexto bíblico, un anciano es también un obispo
Hechos 20.17.
Porque es necesario que el obispo sea
irreprensible, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no
dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas.
Tito 1:5 con 1:7; observe que los “ancianos” y “obispos”…
Vemos
la nota 146 de la BTX3: § 146. Tito 1.7. A través del latín episcopus,
el gr. epískopos = sobreveedor, obispo. Este vocablo ha alcanzado a
través del tiempo una connotación jerárquica que de ninguna manera
refleja la sencillez del obispo de la Iglesia Primitiva.
Las
iglesias institucionales, en su gran mayoría, han creado el oficio de un
“pastor” que gobierna sobre la congregación. Este modelo no es bíblico.
La palabra “pastor”, como ministerio espiritual, aparece en el Nuevo
Testamento una sola vez, y en conjunto con cuatro otros ministerios: “Y
él mismo dio a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros,
evangelistas, a otros, pastores y maestros”. Efesios 4:11. (hay
versiones que tiene además de manera equivocada, la palabra “pastores”.
En Hebreos 13:7:17-24, vemos por ejemplo que allí dice “hegoúmenoi” en
el griego, lo cual es una palabra general para “guías”).
El
“pastoreado” se originó en el sacerdocio católico-romano. Fue la idea
del romanismo, colocar a un solo hombre en la punta de la iglesia y
considerarlo como un mediador entre Dios y los hombres. Esta es una
doble rebelión contra los principios de la palabra de Dios. Porque hay
un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo (1 Timoteo 2:5).
Ningún hombre puede pretender ser “la voz de Dios” para sus hermanos, ni
tiene derecho de hacer que otras personas dependan de él en cuanto a
sus vidas espirituales. Por medio de Jesucristo, cada cristiano tiene
acceso directo e inmediato al trono de Dios (Hebreos 4:14-16, 10:19-22).
Cualquier “líder, guía, o mal llamado pastor” que dice: “Si quieren ser
seguidores de Jesús, obedézcanme a mí”, está usurpando el lugar que
corresponde solamente al Señor mismo.
Veamos como mal usan el siguiente versículo de Hebreos 13:17.
"¿Pero no dice en Hebreos 13:17 que debemos someternos al pastor?"
Desafortunadamente, existen muchos hombres que sacan este verso de su
contexto para enseñar una sumisión ciega bajo el "pastoreado" de una
congregación determinada pero esto no es lo que dice. Las palabras
claves en Hebreos 13:17 son "sumisión" o “sujeción” y "pastores". Es
necesario entonces aclarar el significado de estas dos palabras.
Vamos a citar el comienzo del versículo según la versión Reina-Valera de
1960, y de allí regresaremos al original griego. "Obedeced a vuestros
pastores, y sujetaos a ellos..."
Al comparar el original griego,
llama la atención que ninguna de las tres palabras claves ("obedeced",
"pastores", "sujetarse") es la palabra usual y "normal" que esperaríamos
encontrar: La palabra usual para "obedecer" es "hypakouo". Aquí, en
cambio, tenemos la palabra "peithomai", que es la voz media (reflexiva)
de "peitho", "convencer". Una traducción más literal sería entonces:
"Déjense convencer...o persuadir como lo encontramos, en la versión
textual BTX3". O sea, aquí no se trata de una obediencia ciega; más bien
se trata de seguir a alguien que tiene buenas razones, razones
convincentes.
La palabra usual para "pastor" es "poimen", que
literalmente significa un pastor de ovejas, de rebaños de animales. Pero
aquí, en cambio, tenemos la palabra "hegoúmenoi", que viene de
"hegéomai" = "guiar" o "considerar". La misma palabra "hegoúmenoi" es
traducida como "guiador" en Mateo 2:6, y como "el que dirige" en Lucas
22:26. Una traducción apropiada sería quizás "guía" o "a quienes os
dirigen, como se encuentra en la versión textual (BTX3)". Muchas
traducciones entonces traducen mal y escriben equivocadamente pastores.
Ver notas 160 y 161 BTX3.
Se levanta aquí la pregunta:
¿"Pastorado" o "pastoreo" es idéntico con "liderazgo" de la iglesia?
La tradición actual de las iglesias dice "sí", pero el Nuevo Testamento
habla de una forma distinta:
- Las iglesias estaba en manos de
los ancianos (en sus casas o en lugares secretos incluso) y de los
apóstoles (Plantadores de iglesia). (1 Pedro 5:1-4).
- La palabra
"pastor", no se usaba para designar un oficio eclesiástico. Solamente
se usaba en forma figurada para resaltar un aspecto de la labor de los
ancianos y apóstoles (ese aspecto es de "alimentar" y "cuidar al
rebaño").
- Ninguna iglesia del Nuevo Testamento fue dirigida por
un solo "anciano u obispo", eran congregaciones, reuniones en casas de
hermanos, con sencillez de manera plural, vemos en esas congregaciones
un hombro a hombro entre ellos. Donde se compartían los dones que el
Señor les daba, para su edificación y crecimiento. Era una iglesia
móvil, necesaria incluso para esos tiempos de persecución.
En
ninguna parte del Nuevo Testamento encontraremos que se hace énfasis en
una persona que ocupa el oficio de obispo (pastor). Si bien la Escritura
contempla una pluralidad de ancianos como parte de la vida del cuerpo
de Cristo, el énfasis arrollador está en las exhortaciones que incluyen a
todos los miembros del cuerpo. En al menos 58 lugares del Nuevo
Testamento se manda a los creyentes que cumplan responsabilidades
relacionadas con “los unos a los otros”. Muchos han cambiado esto y han
considerado que el ministerio descansa esencialmente en “el ministro”,
olvidándonos de que el ministerio, como lo revela el Nuevo Testamento,
se extiende a todos.
Entonces La iglesia de Cristo es dirigida por
una pluralidad de hermanos. El Nuevo Testamento no menciona ninguna
iglesia que hubiera sido dirigida por una sola persona, en cambio, se
mencionan muchas iglesias dirigidas por un equipo de hombres y mujeres,
(Hechos 13:1, 14:23, 15:4.6, 20:17, Filipenses 1:1, 1 Tesalonicenses
5:12-13, Tito 1:5), y una variedad de ministerios (Efesios 4:11-12).
Muchas iglesias institucionales hoy son dictaduras. Hombres que
avergüenzan a los miembros calculadamente, para conseguir que se sometan
a sus caprichos. Ejercen una autoridad falsa, por medio de la
manipulación y las amenazas, a menudo abusando del nombre de Dios para
conseguir sus propios propósitos. Enseñan, que un cristiano puede
escuchar la voz de Dios solo por medio de sus líderes. De un líder que
gobierna según sus propias reglas.
La iglesia de Cristo no es una
democracia, es una teocracia. Le corresponde a Dios, no al hombre,
llamar y ordenar aquellos que pueden ser guías para enseñar, cuidar y
alimentar a los participantes (Juan 15:16, Hechos 20:28, Efesios 4:11).
Muchas iglesias institucionales eligen a sus líderes según sus
criterios; una mayoría de impíos elige a líderes impíos. De estos
líderes tampoco se puede decir que sean puestos por Dios. En el Nuevo
Testamento, las personas con autoridad espiritual se reconocen por el
hecho de que conocen personalmente a Jesucristo y están cerca de Él; y
por el hecho de que son ejemplos de los creyentes con su vida. Las
iglesias institucionales hoy, en general, tienen criterios equivocados
de autoridad, como por ejemplo:
Los conocimientos o grados académicos,
La posición conferida por elección humana,
La capacidad humana de convencer, manipular, o imponerse,
La posición económica.
Ninguno de los mencionados es un criterio bíblico de autoridad
espiritual. Por tanto, muchos de los que actualmente lideran las
iglesias, no son aquellos que deberían ser guías según los criterios Bíblicos.
En el Nuevo Testamento, las palabras "pastor" (cuando
se refiere a un líder de una iglesia), "anciano", y "obispo", son
sinónimos (Hechos 20:17.28, Tito 1:5-7, 1 Pedro 5:1.4). No existen
"pastores sobre ancianos" ni "obispos sobre pastores". (Timoteo y Tito
no eran "ancianos" locales, sino ejercían un ministerio apostólico
(regional) como encargados y sucesores de Pablo. Tito 1:5 "en cada
ciudad").
El "pastorado" de la mayoría de las iglesias actuales
NO es lo que el Nuevo Testamento entiende con esta palabra; y que no
podemos simplemente proyectar las estructuras de una iglesia actual
dentro de las palabras del Nuevo Testamento y más aún en el Nuevo Pacto.
El propio contexto de Hebreos 13 nos da una pauta adicional acerca de
estos "guías”. El versículo 7 dice: Acordaos de los que los dirigen,
quienes os hablaron la palabra de Dios; considerad cual haya sido el
resultado de su conducta e imitad su fe. Ahora veamos el verso 17:
Prestad atención a quienes os dirigen y sed dóciles, porque ellos velan
por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que hagan esto
con gozo, no quejándose; porque esto no sería provechoso para vosotros.
En otras palabras, se trata de personas de una conducta ejemplar,
dignos de ser imitados. No se trata de personas que fueron elevados a
una posición de "liderazgo" por medio de un nombramiento, una elección,
una ordenación, una graduación, o cualquier otro procedimiento humano, y
que desde allí podrían exigir "sumisión". Al contrario, se trata de
personas que anteriormente ya demostraron su integridad; personas que
pudieron demostrar "resultados" visibles de su conducta y fe, y por
tanto se ganaron el respeto de la congregación de los santos. Ellos
tienen autoridad, y merecen sumisión, en cuanto son ejemplos para los
santos.
La autoridad de la palabra de Dios por encima de
cualquier autoridad y liderazgo humano. Cualquier otra postura llevará
inevitablemente al tradicionalismo y papismo de la iglesia romana.
El Señor Jesucristo es La Autoridad Soberana En La Iglesia. Al escribir
a la iglesia de Éfeso, el Apóstol Pablo nos dice que Jesús es el único
que tiene la posición de autoridad soberana en la Iglesia. A él
solamente por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia…" (Efesios
1:16-22). Es el único que sostiene la posición de soberanía sobre los
creyentes. Es el único que está en el trono sobre todos los principados y
autoridades. Ha sido exaltado, "sobre todo…señorío, y sobre todo nombre
que se nombra, no solo en este siglo sino también en el venidero… y
sometió todas las cosas bajo sus pies… Y LO DIO POR CABEZA SOBRE TODAS
LAS COSAS A LA IGLESIA, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que
todo lo llena en todo" (Efesios 1:21-23).
Esta posición de
autoridad soberana pertenece a la Trinidad, y todo lo que se refiere a
la gobernación de la Iglesia, está reservada para nuestro Señor Jesús
solamente. La Autoridad Soberana de Dios, la Autoridad Veraz de las
Escrituras y la Autoridad de nuestra Conciencia son más altas que la de
cualquier hombre, sea cual sea su oficio o título. Debemos enfrentar el
hecho de que las tradiciones que hemos heredado con respecto al gobierno
y orden eclesiásticos están envueltas en ropajes muy sospechosos. Están
centradas en el clero y generalmente asfixian y suprimen las
perspectivas del Nuevo Testamento tocante a “los unos a los otros”. Los
líderes siervos deben formar parte natural de la vida corporativa ya que
estimulan y equipan al pueblo de Dios para los diversos ministerios.
Lamentablemente, el cambio de un ministerio polifacético a uno uniforme
ha creado la deplorable situación en la que la iglesia permanece
siempre como un infante dependiente, desvalido e inmaduro a causa de los
oficiales que cuidan la cuna. Hemos heredado tradiciones en las que el
rabo mueve al perro. Viéndolo en perspectiva, estoy convencido de que
debido a la naturaleza profundamente arraigada de este espantoso cambio,
la necesidad más grande que enfrenta la iglesia de hoy es el
resurgimiento de un “ministerio polifacético de gracia”, Jon Zens.
Le damos gracias por ver todas estas verdades “al único Dios, nuestro
Salvador, sea la gloria, la majestad, el dominio y el poder, por medio
de Jesús el Mesías, nuestro Señor, desde antes de todos los siglos,
ahora y por todos los siglos, amén.”
Plantando Iglesias bajo la gracia
Gracia y Paz
Notas de pie de la Biblia Textual 3era edición:
§ 160. He. 13.17. Entendemos la importancia funcional que adquiere aquí
el verbo peito en su declinación imperativa peiteste (traducido
obedeced, en casi todas las versiones). No obstante, al analizar sus
significados y contexto, vemos que: 1. En voz activa significa: a.
convencer →Hch. 18.4; 19.8, 26; 28.23; b. persuadir, apelar a →Mt.
27.20; Hch. 13.43; 2 Co. 5.11. 2. En pasiva significa: a. Ser
persuadido, ser convencido, llegar a creer→Lc. 16:31; Hch. 17:4; 21:14;
26:26; 28:24; b. obedecer, seguir →Ro. 2.8; Gá. 5.7; Jac.
3.3 (cuyo
contexto es importante). c. Algunos pasajes están entre los
significados a y b, pudiendo seguir ambas traducciones →Hch. 5.36;
23.21; 27.11; lo mismo que en Hch. 5.39: y fueron persuadidos por él. d.
Perfecto pasivo: estar convencido, estar cierto, estar persuadido
→Lc.20.6; haber sido persuadido: Ro. 8.38; 15.14; 2 Ti.1.5, 12; He. 6.9.
A luz de lo anterior, los vv. que requieren el significado de
obedecer son escasos, mientras que los demás pasajes (entre los cuales
está el que nos ocupa), en que el verbo aparece en voz pasiva (perfecto o
no), demandan el significado de persuadir. Por otra parte, tal como se
conoce el pasaje: Obedeced a vuestros pastores y someteos a ellos, ha
sufrido no poca deformación.
En primer lugar, la palabra pastores
no está registrada allí. En segundo término, el verbo no es upakoúo =
someterse, obedecer, sujetarse, sino upeíko = ceder, dar el
consentimiento, dar la razón. Vemos entonces que nuestra propuesta
dejaos persuadir… sed dóciles (2ª Edic.) refleja el imperativo sin
perjuicio del significado básico.
Aún así, aceptamos el hecho
que dicha traducción dista bastante de obedeced, y como solución
ecléctica se propuso la traducción prestad atención, y así fue adoptada
al texto (ver comentario siguiente).
§ 161. 1 Ti. 3:4,5,12 y
5:17. Interesa aquí el verbo proistemi y su traducción clásica gobernar.
Considerando sus significados por una parte, y el contexto por la otra,
surgen elementos de juicio que pueden resultar en una traducción más
equilibrada. Ya de entrada, apreciamos varias acepciones del verbo,
tales como: ponerse a la cabeza de; ir primero (en el perfecto);
presidir (en el sentido de: dirigir; conducir, guiar; ir delante de
alguien); sobrepasar (Platon); estar delante (de alguien o algo para
protegerlo), de donde surge el sentido de ayudar, unirse a, más
exactamente definido como proteger, representar, cuidar, auxiliar,
auspiciar; estar al cuidado de; preocuparse de, involucrarse en. “Si tan
solo él cuidara bien su propia casa” (Jenofonte). En el NP se utiliza
ocho veces (todas en forma intransitiva) que ocurren en el corpus
paulino y cubren los anteriores significados. En cada caso, el contexto
muestra la importancia de cuidar de, ya que este cuidar de constituye la
obligación de todos los miembros que, mediante una vida de sacrificio
(Fil. 3.17) y ejemplo, cuidan de la iglesia.
En Ro.12:8, el que cuida de
los demás es una frase antecedida y precedida por expresiones que
se refieren a obras de amor fraternal: El que comparte, con generosidad;
el que cuida de los demás, con diligencia; el que hace misericordia,
con alegría. Vemos así a un grupo de personas equipadas por el Espíritu
para la tarea primordial de cuidar de los demás. Similar a 1 Ts.5:12: Y
os instamos, hermanos, a que respetéis a los que trabajan entre
vosotros, y tienen cuidado de vosotros
en el Señor, y os amonestan.
De acuerdo al contexto, la tarea es en gran medida la del cuidado
pastoral, y el énfasis recae, no sobre el rango de autoridad, sino en el
esfuerzo manifestado en beneficio del creyente. En las Pastorales,
donde el verbo (especialmente el participio) ocurre repetidamente, se
mantiene presente la idea de ofrecer dirección y cuidar. Es en este
orden de ideas que gobernar →1 Ti. 3:5, lleva implícito el concepto de
guiar, y de allí, nuevamente, el de cuidar. Más adelante, →1 Ti. 3:12 se
describe a los buenos diáconos como aquellos que cuidan bien
(proistamenoi) de sus propias casas. 1 Ti. 5:17 muestra que la
referencia no apunta solamente al buen gobierno de los ancianos, sino
especialmente al ejercicio de un cuidado fraternal sincero por las
almas.
La segunda mitad del v. hace de su diligencia en este
cuidado, el criterio predominante en todos los casos. En el NP, el verbo
tiene el sentido primario de ofrecer dirección y de cuidar. Igualmente
interesante es el uso del infinitivo de proistemi en Tit. 3:8,14, y su
traducción: ocuparse, empeñarse, poner empeño. Los que han creído a Dios
procuren ocuparse en buenas obras. En virtud de que en un contexto más
amplio →Mr. 10.42-45; Lc. 22.24-27; Hch. 20.28-30; 1 P. 5.1-3, este
concepto se sugiere permanentemente, nos luce entonces que aquí, el
sentido de gobernar se debilita ante el de cuidar.
Consecuentemente, creemos que proistemi puede recibir una traducción más
apropiada con vocablos tales como cuidar o guiar. En relación a 1 Ti.
3.5, es oportuno mencionar que la palabra que le sigue (cuidar, atender,
mirar por, auxiliar, socorrer), lejos de quedar superpuesta, más bien
intensifica y expande la idea, dado que en el contexto de la Epístola
(en la que el autor amonesta y previene respecto a falsas enseñanzas y
doctrinas) la función de estos servidores está íntimamente ligada a
un sentido de protección. Siendo así, el vocablo acoger sea quizá el
que mejor refleja la intención del pasaje.