Arthur Walkington Pink
Satanás no es un iniciador sino un imitador
Dios tiene un
solo Hijo unigénito – el Señor Jesús; Y Satanás también – “el hijo de
perdición” (2 Ts.2:3). Hay una Santa Trinidad, y de igual forma hay una
trinidad del mal (Ap.20:10).
Así como leemos acerca de los “hijos de
Dios”, así también leemos acerca de “los hijos del maligno” (Mt.13:38).
Así como Dios obra en los primeros mencionados tanto en el querer como
el hacer por su buena voluntad, también se menciona que Satanás es “el
espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia” (Ef.2:2).
Así
como hay un “misterio de la piedad” (1 Ti.3:16), así también hay un
“misterio de la iniquidad” (2 Ts.2:7).
Así como se nos cuenta que Dios a
través de sus ángeles “sella” a sus siervos en sus frentes (Ap.7:3),
así también comprendemos que Satanás a través de sus agentes pone una
marca en las frentes de sus seguidores (Ap.13:16).
Así como se nos
cuenta que “el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios” (1
Co.2:10), también Satanás provee sus “profundidades” (Ap.2:24).
Así como
Cristo realiza milagros, así también Satanás puede (2 Ts.2:9). Así como
Cristo está sentando en un trono, Satanás también lo está (Ap.2:13).
Así como Cristo tiene una Iglesia, Satanás tiene su “sinagoga” (Ap.2:9).
Como Cristo es la Luz del mundo, así Satanás se “disfraza como ángel de
luz” (2 Co.11:14).
Así como Cristo constituyó “apóstoles”, Satanás
tiene sus apóstoles también (2 Co.11:13).
Y esto nos lleva a considerar:
“El Evangelio de Satanás”.
Satanás es el más grande impostor
El diablo está ocupado ahora trabajando en el mismo campo en el cual el
Señor sembró la buena semilla. Él está buscando evitar el crecimiento
del trigo con otra planta, la cizaña, que se asemeja bastante en
apariencia al trigo. En una palabra, a través de un proceso de imitación
él está pretendiendo neutralizar la Obra de Cristo. Por ello, así como
Cristo tiene un Evangelio, Satanás tiene un evangelio también; siendo
este último una ingeniosa adulteración del primero. El evangelio de
Satanás se parece tanto al que imita, que multitudes de no salvos están
siendo engañados por éste.
Es a este evangelio de Satanás al cual
el apóstol se refiere cuando les dice a los Gálatas: “Estoy maravillado
de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de
Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que
hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de
Cristo.” (Gl.1:6-7). Este falso evangelio estaba siendo proclamado
incluso en los días del apóstol, y una maldición mas terrible era
reprendida sobre aquellos que lo predicaban. El apóstol continúa, “Mas
si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio
diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.” Con la ayuda de Dios
ahora debemos tratar de exponer, o mejor dicho, denunciar este falso
evangelio.
El “evangelio” de Satanás
El evangelio de
Satanás no es un sistema de principios revolucionarios, ni tampoco un
programa de anarquismo. No promueve conflicto y guerra, sino que apunta a
la paz y unidad. Busca no poner a la madre en contra de su hija ni el
padre en contra de su hijo, sino fomenta el espíritu fraternal a través
del cual la raza humana es considerada como una gran “hermandad”. No
busca abatir al hombre natural, sino animarlo y exaltarlo. Aboga por la
educación y cultura, y apela a “lo mejor que está en nosotros” – Apunta a
hacer del mundo un hábitat tan cómodo y agradable que la ausencia de
Cristo no se sentirá y no se necesitará a Dios. Trata de mantener tan
ocupado al hombre con este mundo que no tiene tiempo o inclinación a
pensar en el mundo venidero. Propaga los principios de auto-sacrificio,
caridad y benevolencia, y nos enseña a vivir por el bien de otros, y ser
amables con todos. Recurre fuertemente a la mente carnal y es popular
con las masas, porque ignora los hechos solemnes que el hombre por
naturaleza es una criatura caída, aislado de la vida de Dios, muerto en
sus transgresiones y pecados, y que su única esperanza reside en ser
nacido de nuevo.
“Salvación” por Obras
En contradicción al
Evangelio de Cristo, el evangelio de Satanás enseña que la salvación es
por obras. Inculca la justificación ante Dios en el terreno de méritos
humanos. Su frase sacramental es “Sé bueno y haz lo bueno”; pero falla
en reconocer que en la carne no habita nada bueno. Anuncia la salvación
por voluntad, el cual se opone al orden de la Palabra de Dios, que es
una voluntad como fruto de la salvación. Sus varias ramificaciones y
organizaciones son diversas. Movimiento de abstinencia, movimientos de
la reforma, ligas socialistas cristianas, Sociedades culturales éticas,
“Congresos de Paz” son todos empleados (quizás inconscientemente) para
proclamar este evangelio de Satanás – salvación por obras. La carta de
plegarias sustituye a Cristo, la pureza social a la regeneración
individual, y política y filosofía a la doctrina y piedad. El
refinamiento del viejo hombre se considera más práctico que la creación
de un nuevo hombre en Cristo Jesús; mientras que la paz universal se
busca separada de la intervención y retorno del Príncipe de Paz.
Obreros Fraudulentos
Los apóstoles de Satanás no son porteros de bares y tratantes de
blancas, sino, son en su mayoría ministros ordenados. Miles de los que
ocupan nuestros púlpitos modernos no están más comprometidos en
presentar los fundamentos de la Fe Cristiana, sino que se han desviado
de la Verdad y les han prestado atención a fábulas. En lugar de
magnificar la inmensidad del pecado y establecer sus consecuencias
eternas, ellos lo minimizan declarando que el pecado es simplemente
ignorancia o ausencia de lo bueno. En vez de advertir a sus oyentes a
que “escapen de la ira venidera”, hacen a Dios mentiroso declarando que
Él es demasiado amoroso y misericordioso para enviar a alguno de sus
propias criaturas al tormento eterno. En lugar de declarar que “sin el
derramamiento de sangre no hay remisión de pecados,” ellos simplemente
toman a Cristo como el gran Ejemplo y exhortan a sus oyentes a “seguir
Sus pasos.” De ellos debe decirse, “Porque ignorando la justicia de
Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la
justicia de Dios” (Ro.10:3). Su mensaje puede sonar muy creíble y su
objetivo parecer muy loable, pero leemos acerca de ellos: “Porque éstos
son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como
apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se
disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus
ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será
conforme a sus obras.” (2 Co.11:13-15).
Una “Hambruna” por la Palabra de Dios
Adicionalmente al hecho que actualmente cientos de iglesias no tienen
un líder que fielmente declare el total consejo de Dios y presente Su
camino de salvación, también tenemos que enfrentar el factor adicional
que la mayoría de personas en las iglesias son poco probable que
aprendan la verdad por ellas mismas. El altar familiar, donde se
acostumbraba a leer una porción de la Palabra de Dios es ahora, incluso
en los hogares de cristianos nominales, vastamente una cosa del pasado.
La Biblia no se expone en el púlpito y no se lee en los asientos de la
iglesia. Las demandas de esta era apresurada son tan numerosas, que
multitudes tienen poco tiempo e incluso poca inclinación a prepararse
para el encuentro con Dios. De ahí la mayoría que son bastante perezosos
para buscar por ellos mismos, son dejados a merced de aquellos a
quienes pagan para que busquen por ellos; muchos a quienes traicionan su
confianza al estudiar y exponer problemas económicos y sociales en
lugar de los Sabios consejos de Dios.
Los Caminos de Muerte
En Proverbios 14:12 leemos, “Hay camino que al hombre le parece
derecho; pero su fin es camino de muerte.” Este “camino” que termina en
“muerte” es el Engaño del Diablo – El evangelio de Satanás – un camino
de salvación por logros humanos. Es un camino que “parece derecho”, lo
que quiere decir, que se presenta de forma tan creíble que recurre al
hombre natural; Se expone de una manera tan sutil y atractiva, que se
encomienda a si mismo a la inteligencia de sus oyentes. En virtud del
hecho que se apropia de terminología religiosa, a veces apela a la
Biblia para su soporte (cuando calza con su propósito), se sostiene ante
ideales arrogantes de los hombres, y es proclamada por aquellos que se
han graduado de nuestras instituciones teológicas, incontables
multitudes son atraídas y engañadas por este evangelio.
Falso Cristianismo
El éxito de un falsificador depende ampliamente de cuan cerca es la
falsificación parecida al artículo genuino. La herejía no es tanto la
completa negación de la verdad como una perversión de ésta. Ese es el
porqué una mentira a medias es siempre más peligrosa que una mentira
completa. De allí cuando el Padre de las mentiras entra al púlpito, su
costumbre no es negar rotundamente las verdades fundamentales del
cristianismo, sino que tácitamente las reconoce, y luego procede a dar
una errónea interpretación y una falsa aplicación. Por ejemplo: El no
sería tan tonto como para proclamar valientemente su incredulidad en un
Dios personal; él toma Su existencia por sentado y luego da una falsa
descripción de Su carácter. Él proclama que Dios es el Padre espiritual
de todos los hombres, cuando las Escrituras claramente nos dicen que
nosotros somos “hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús” (Gl.3:26), y
que “mas a todos los que le recibieron, les dio potestad de ser hechos
hijos de Dios” (Jn.1:12). Además, el declara que Dios es demasiado
misericordioso como para enviar a alguien de la raza humana al Infierno,
cuando el mismo Dios ha dicho, “Y el que no se halló inscrito en el
libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” (Ap.20:15). Nuevamente,
Satanás no sería tan tonto como para ignorar la figura central de la
historia humana – el Señor Jesucristo; al contrario, su evangelio lo
reconoce como el mejor hombre que alguna vez ha vivido. La atención se
lleva a Sus actos de compasión y obras de misericordia, la belleza de Su
carácter y la majestuosidad de Su enseñanza. Su vida es elogiada, pero
Su muerte vicaria (como sustituto) es ignorada, la más importante obra
expiatoria de la cruz nunca se menciona, mientras que Su resurrección
triunfante y corporal de la tumba es considerada como una de las
ingenuidades de una época supersticiosa. Es un evangelio sin sangre, y
presenta un Cristo sin cruz, que es recibido no como Dios manifestado en
la carne, sino simplemente como un Hombre Ideal.
La Ceguera Espiritual
En 2 Corintios 4:3 tenemos una escritura que nos da bastante luz sobre
nuestro presente tema. Allí se nos dice, “Pero si nuestro evangelio está
aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales
el dios de este siglo (Satanás) cegó el entendimiento de los
incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la
gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.” El ciega la mente de
los incrédulos ocultando la luz del Evangelio de Cristo, y el hace esto
al sustituir su propio evangelio. De forma adecuada él es designado
“diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero” (Ap.12:9). Al
solamente apelar a “lo mejor que hay dentro del hombre, y a la simple
exhortación de “llevar una vida noble”, se ha proporcionado una
plataforma general sobre la cual aquellos de todo matiz de opinión
pueden unirse y proclamar este mensaje común.
El Engaño del Diablo
Nuevamente citamos Proverbios 14:12 – “Hay camino que al hombre le
parece derecho; Pero su fin es camino de muerte.” Se ha dicho con gran
vedad que el camino al infierno está pavimentado con buenas intenciones.
Habrá muchos en el lago de luego que encomendaron sus vidas a buenas
intenciones, resoluciones honestas e ideales exaltados – aquellos que
fueron justos en sus negocios, justos en sus transacciones y solidarios
en todos sus caminos; hombres que se enorgullecieron de sí mismos en su
integridad, pero que buscaron justificarse a sí mismos ante Dios con su
propia justicia; hombres que eran morales, misericordiosos y generosos,
pero que nunca se vieron a sí mismos como culpables, perdidos, pecadores
merecedores del infierno que necesitan un Salvador. Tal es el camino
que “parece derecho.” Tal es el camino que se encomienda a la mente
carnal y se aconseja a si mismo a multitudes de engañados actualmente.
El Engaño del Diablo es que podemos ser salvos por nuestras propias
obras, y justificados por nuestras propias acciones; mientras que, Dios
nos dice en Su Palabra: “por gracia sois salvos por medio de la fe… no
por obras, para que nadie se gloríe.” Y nuevamente, “nos salvó, no por
obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su
misericordia.”
¿Consentimiento intelectual – o – Fe Salvadora?
Hace unos años, el escritor se hizo amigo de alguien que era un
predicador laico y un entusiasta “trabajador cristiano.” Por más de
siete años este amigo se había dedicado a la predicación en público y
actividades religiosas, pero de ciertas expresiones y frases que
utilizaba, el escritor dudaba que su amigo fuese un hombre “nacido de
nuevo”. Cuando empezamos a cuestionarlo, se encontró que él era un amigo
muy imperfecto de las Escrituras y que tenía la concepción mas vaga de
la Obra de Cristo por los pecadores. Por un tiempo buscamos presentar el
camino de salvación de una forma simple e impersonal y animar a nuestro
amigo a estudiar la Palabra por el mismo, con la esperanza de que si el
no fuere salvo aún Dios estaría complacido en revelarle al Salvador que
necesitaba. Una noche para alegría nuestra, aquel que había estado
predicando el Evangelio por muchos años, confesó que había encontrado a
Cristo apenas la noche anterior. El reconoció (usando sus propias
palabras) que había estado presentado “el Cristo ideal” mas no el Cristo
de la Cruz.
El escritor cree que hay miles como este predicador
que, quizás, los han llevado a la Escuela Dominical, les han enseñado
acerca del nacimiento, vida, y enseñanzas de Jesucristo, que creen en la
historicidad de Su persona, que de forma irregular tratan de practicar
Sus preceptos, y quienes piensan que eso es todo lo necesario para su
salvación. Frecuentemente, esta clase cuando alcanzan la adultez salen
al mundo, encuentran los ataques de ateos e infieles y les dicen que tal
persona Jesús de Nazaret nunca existió. Pero las impresiones de días
anteriores no pueden ser fácilmente borradas, con demasiada frecuencia
se encuentra que a pesar de que ellos creen muchas cosas acerca de
Jesucristo, realmente no creen en El. Ellos creen con la cabeza que tal
persona vivió (y, debido a que ellos creen esto imaginan que en
consecuencia son salvos), pero nunca han arrojado las armas de su guerra
contra El, nunca han cedido ante Él, ni han creído sinceramente con su
corazón en El.
La simple aceptación de una doctrina ortodoxa
sobre la persona de Cristo sin que El haya ganado su corazón y la vida
en devoción a Él, es otra etapa de ese camino “que al hombre parece
derecho” pero su fin “camino de muerte”. Una simple aceptación
intelectual a la realidad de la persona de Cristo, y que no va mas allá,
es otra etapa de ese camino “que al hombre parece derecho” pero su fin
“camino de muerte”, en otras palabras, es otro aspecto del evangelio de
Satanás.
¿El Camino Ancho -o- El Camino Angosto?
Y ahora,
¿Cuál es tu posición? ¿Estás en el camino que “parece derecho” pero su
fin es muerte?; o, ¿estás en el camino angosto que lleva hacia la vida?
¿De verdad has olvidado el camino ancho que lleva a muerte? ¿El amor de
Cristo ha creado en tu corazón un odio y horror por todo lo que le
desagrada? ¿Tienes el deseo de que El “reine” sobre tu vida? (Lc.19:14).
¿Estas confiando plenamente en Su justicia y sangre para tu aceptación
con Dios?.
¿”Religión” -o- Fe?
Aquellos que están confiando
en una forma externa de piedad, tales como el bautismo o
“confirmación”; aquellos que son religiosos porque esto se considera una
marca de honorabilidad; aquellos que asisten a alguna Iglesia o Capilla
porque esa es la moda; y, aquellos que se unen a alguna denominación
porque suponen que tal paso les permitirá convertirse en cristianos,
están en el camino que “termina en muerte” – muerte espiritual y eterna.
Sin importar cuan puros sean nuestros motivos, sin importar cuan noble
nuestras intenciones, sin importar cuan buen intencionados nuestros
propósitos, sin importar cuan sinceros nuestros esfuerzos, Dios no nos
reconocerá como Sus hijos, hasta que aceptemos a Su Hijo.
¿”Conversionismo fácil” -o- Fe con Arrepentimiento?
Una forma incluso más engañosa del evangelio de Satanás es mover a
predicadores a presentar el sacrificio expiatorio de Cristo y luego
decirles a sus oyentes que todo lo que Dios requiere de ello es que
“crean” en Su Hijo. De esa forma, miles de almas impenitentes son
engañadas en la idea que han sido salvados. Pero Cristo dijo, “antes si
no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lc.13:3). “Arrepentirse”
es odiar el pecado, afligirse, darle la espalda. Es el resultado del
Espíritu haciendo al corazón contristarse ante Dios. Nada excepto un
corazón quebrantado puede creer para salvación en el Señor Jesucristo.
De nuevo, miles son engañados en el suponer que han “aceptado a Cristo”
como su “Salvador personal,” sin haberle primero recibido como su
SEÑOR. El Hijo de Dios no vino aquí para salvar a Su pueblo en su
pecado, sino “de sus pecados” (Mt.1:21). Ser salvo del pecado, es ser
salvo de ignorar y despreciar la autoridad de Dios, es abandonar el
curso de la propia voluntad y auto-satisfacción. Es “olvidar nuestro
camino” (Is.55:7). Es rendirse ante la autoridad de Dios, es ceder a Su
dominio, es entregarnos nosotros mismos para ser gobernados por El.
Aquel que nunca ha llevado el “yugo” de Cristo sobre si, que no está
sincera y diligentemente buscando agradarle en todos los detalles de su
vida, e incluso supone que está “descansando en la Obra Terminada de
Cristo”, está engañado por Satanás.
Conclusión
En el
séptimo capítulo de Mateo, hay dos Escrituras que nos dan los resultados
aproximados del Evangelio de Cristo y la farsa de Satanás. Primero, en
los versículos 13-14, “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la
puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son
los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el
camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.” Segundo; en
los versículos 22-23, “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no
profetizamos (predicamos) en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera
demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les
declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.” SI, mi
lector, es posible obrar en el nombre de Cristo, e incluso predicar en
su nombre, y aunque el mundo nos conoce, la Iglesia nos conoce, ¡aun así
somos desconocidos al Señor! Cuan necesario es entonces encontrar donde
realmente estamos; examinarnos a nosotros mismos y ver si estamos en la
fe, medirnos a nosotros mismos por la Palabra de Dios y ver si estamos
siendo engañados por nuestro sutil enemigo; para encontrar si estamos
construyendo nuestra casa sobre la arena, o si está siendo fundada en la
Roca que es Jesucristo.
Que el Espíritu Santo examine nuestros
corazones, quebrante nuestros deseos, mate nuestra enemistad contra
Dios, trabaje en nosotros un profundo y verdadero arrepentimiento, y
dirija nuestra mirada al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Para descargar en PDF: http://www.iglesiareformada.com/Pink_Satan_s_y_su_evangelio_-_A.W.Pink.pdf
Fuente: https://www.facebook.com/efraineberth.marianogomez
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