miércoles, 5 de noviembre de 2014

LA FALSA IGLESIA QUE SURGIÓ DEL HADES



Centro Rey


Una iglesia que emergió del Hades? Sí, de eso estaremos hablando, y esa organización, es la contraposición de lo dicho por Jesús, cuando dijo: 

“Yo edifico Mi Iglesia y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”

Ciertamente, las puertas del Hades no han podido, ni podrán contra la Iglesia de Cristo, pero el diablo ha sido muy hábil y sutil en levantar desde el Hades su versión particular de la iglesia, con el fin de engañar a muchos, aunque esto ya fue profetizado también en la Escritura.




Pero vayamos por partes.

“Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha” (Efesios 5:25-27)

Uno lee las enseñanzas y vida de los apóstoles de Cristo, y la vida del mismo Cristo, y luego mira la conducta y doctrina y tantas otras cosas de la iglesia de Roma, y… es que no tienen nada que ver, del todo, nada que ver. Y nos preguntamos por qué. ¿Qué pasó?

La Iglesia de Jesucristo, empieza en Hechos 2, bajo el Vicariato del Espíritu Santo, continúa a lo largo de la vida de los apóstoles, y sigue después de ellos.

En lo visible, sabemos acerca de los ministros de Cristo post apostólicos, de las comunidades de cristianos a lo largo y ancho del imperio romano, de las persecuciones a muerte que sufrieron aquellos valientes hijos de Dios, y, llega a un punto el asunto, cuando parece que el mundo se hace amigo de la iglesia visible. 

Ese mundo que antes la odiaba, ahora ocurre todo lo contrario, la adora (s. V en adelante)

Vemos con claridad que a partir de Constantino, y sobre todo de Teodosio I en el 380, el cambio es brutal en esa iglesia, paso a paso, poco a poco, se va convirtiendo más y más en una organización jerarquizada, pagana e idolátrica, que más y más va dando culto a la figura de un hombre.

Al entonces llamado obispo de Roma, se le da (y él acepta gustoso) el ignominioso título de Pontifex Maximus, añadiendo más títulos espiritualmente indecorosos a su persona conforme el tiempo va pasando.

En plena Edad Media, ese hombre se hace llamar “vicario de Cristo”, arrebatándole el papel del Espíritu Santo, y así en adelante.

Cuando el mundo reconoció el “cristianismo”, y quiso profesarlo, ese cristianismo se pervirtió hasta límites insospechados. Esa jamás fue la Iglesia de nuestro Señor Jesucristo.

Los paganos e idólatras entraron a mansalva en los templos, y su paganismo e idolatría, con ellos.

Y sin embargo, de forma tan explícita, la Palabra de Dios nos dice que no hay comunión entre Cristo Belial.
Alguien me dirá, ¿entonces Cristo mintió o falló cuando dijo que las puertas del Hades no iban a prevalecer contra ella?

Obviamente no. 

La verdadera Iglesia, aquella que principia en la declaración crística de:

 “donde haya dos o tres reunidos en Mi Nombre, Yo estaré en medio de ellos” 

es y será, así como fue.

Lo que ocurre es que los hombres nos dejamos impresionar demasiado por lo que ven nuestros ojos, y juzgamos según la apariencia.

Muchos todavía siguen engañados, pretendiendo ver una continuidad en la iglesia (papal) visible, a pesar de lo atroz que es; que no da esperanza, que no hay salvación en ella.

No han entendido que el Señor ha edificado siempre en términos espirituales la Iglesia, jamás en términos naturales, visibles, en cuanto a jerarquía de hombres.

No han entendido que la Iglesia es la compuesta por personas que son hermanos, porque son de Cristo, los santos, como por ejemplo, los que estaban en Éfeso, o Corinto, o Roma, o Colosas, o Tesalónica, o Jerusalén, o Filipos, o Antioquía, etc. algunos de los cuales recibieron epístolas o cartas de los benditos apóstoles.

Estos hermanos, los del Camino, han existido siempre, aunque por siglos debían esconderse de la Ramera…

Nada tiene que ver la santa, pura y verdadera Iglesia de Jesucristo con la teatral, fastuosa, riquísima, presuntuosa, seductora, soberbia, altiva, falsa, bárbara, vergonzante, ridícula, embriagadora, ramera, asesina, y demás calificativos que se pueden añadir a estos, Roma religiosa, la cual fue visiblemente constatable a partir de Constantino y sólo unos pocos siglos después de la descripción profética de Juan, como está escrito: 

BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA (Ap.17:5)

Esta última, es la falsa iglesia que surgió del Hades.

SOLI DEO GLORIA

Dios les bendiga




Fuente: http://www.centrorey.org/catolicismo/cat_25.html 




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