lunes, 27 de mayo de 2019

Distorsiones Dispensacionalistas con Respecto a Cristo



PRESBITERIANISMO CONFESIONAL
Kenneth L. Gentry, Jr.


Debido a mi trasfondo dispensacionalista se me pide de vez en cuando que hable sobre el tema del dispensacionalismo y que dé una crítica Reformada de algunos de sus errores más destacados. Aunque el dispensacionalismo parece estar desvaneciéndose como fuerza intelectual sigue siendo bastante popular como fenómeno cultural, como testifica el enorme éxito de la serie de libros “Dejados Atrás.” Por consiguiente, los Cristianos necesitan considerar cuidadosamente el dispensacionalismo y sus implicaciones teológicas.




En este artículo subrayaré una serie de distorsiones dispensacionalistas que siento que son dañinas para una equilibrada cosmovisión Cristiana. Cada uno de estos errores impacta nuestro entendimiento de Cristo y Su ministerio, haciendo que el asunto sea de interés particular para los evangélicos.


El Reinado de Cristo es Futuro

Primero, el dispensacionalismo clásico niega la presencia contemporánea del Reino de Cristo. Wayne House y Thomas Ice escriben, “Cualquier dinámica que Dios les haya dado hoy a los creyentes no quiere decir que el reino Mesiánico esté aquí. Lo vemos como algo totalmente futuro.”1

La visión dispensacionalista requiere la presencia física de Cristo en la tierra para poder gobernar Su Reino. Los dispensacionalistas no aceptan la noción Reformada de que el Reino y el Reinado de Cristo son ambos espirituales. A menudo se quejan diciendo: “No puedes decir que el Reino está presente cuando el Rey está ausente.” Este argumento tiene un impacto persuasivo al escucharlo de primera entrada. Pero su fuerza es sentida solo por aquellos que no piensan cuidadosamente en las implicaciones de la afirmación. La belleza de este argumento en verdad que es solo como una capa delgada de piel.

Un problema inmediato con esta declaración es que Satanás tiene un reino presente del mal (Mat. 12:26; Juan 12:31; 14:30; 16:11), aún cuando él solo se halla presente espiritualmente(Efe. 2:2; 2 Cor. 4:4; Efe. 6:12). Pero un problema más serio es que Cristo enseñó claramente que Él estableció Su Reino cuando vino a la tierra. Inspeccionemos algo de la evidencia.

En Marcos 1:15, al principio de Su ministerio, Cristo dice: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado.” Note que ha llegado el tiempo decretado proféticamente; el Reino fue declarado cercano – no a 2000 (¡o más!) años de distancia. Un poco más tarde en Su ministerio, mientras ejercía poder sobre Satanás, el Señor señala: “Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios” (Mat. 12:28). Y sabemos que en realidad echó fuera demonios por el Espíritu de Dios, de modo que, por deducción lógica, Cristo mismo ha declarado que Su Reino ha llegado.

Cristo incluso profetizó que su venida con gran poder sería vista por Sus oyentes: “También les dijo: De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder” (Marcos 9:1, énfasis añadido). Parece haber aquí una distinción necesaria entre la “venida” del Reino (que en Lucas 17:20-21 es tanto sutil como presente) y la venida del Reino “con poder” (que en la destrucción del templo fue dramática y futura, desde la perspectiva de Cristo).

Parece no haber escapatoria al hecho de que algunos quienes literalmente se encontraban en presencia de Jesús vivirían (“no probarían la muerte”) hasta ese tiempo, aunque por esa misma expresión se implica que algunos, de hecho, probarían la muerte antes de ese evento. Por consiguiente, Cristo enseñó que la venida del Reino “con poder” ocurriría en esa generación, aún cuando sería algo después de cuando Jesús habló (y, por ende, no es la Transfiguración que sucedió solo seis días después).

En Colosenses 1:13 Pablo escribe de nuestra salvación presente: “el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.” Juan concuerda en Apocalipsis 1:6, 9: “y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre… Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la paciencia de Jesucristo.”De hecho, estamos ahora reinando con Cristo, pues Pablo en Efesios 2:6: “y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” (cf. Rom. 6:5; 8:17; Col. 2:13; 3:1-3; Apoc. 20:4).

El dispensacionalismo distorsiona la enseñanza de Cristo respecto a la venida de Su Reino, que fue el punto dramático de todo Su ministerio. En otras palabras, una razón de primera importancia para la primera venida de Cristo – ser entronizado gloriosamente como Rey Mesiánico (Isa. 9:6, 7; Lucas 24:26; Juan 12:23; 17:5; 18:37; Hch. 2:30-34; 1 Ped. 1:11) – ¡sepierde en el dispensacionalismo!


El Reinado de Cristo es Político

Segundo, el dispensacionalismo plantea un reino carnal y político, en lugar de un reino espiritual y redentor. El dispensacionalismo tiene a Cristo sobre un trono físico en la Jerusalén terrenal administrando los asuntos cotidianos políticos y burocráticos del mundo. Citando una vez más a House y Ice, aprendemos: “La voluntad de Dios en el cielo será traída a la tierra. Pero no hasta que Cristo gobierne físicamente desde Jerusalén.”2

Pero Cristo y los escritores del Nuevo Testamento descartan claramente tal cosa cuando enseñan que Su Reino es un reino espiritual arraigado en el corazón (aunque sin negar su impacto externo). En Lucas 17:20-21 Cristo contradijo las tendencias Sionistas de los Fariseos cuando negó un reino terrenal y político introducido por medio de la intervención catastrófica: “Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros” (énfasis añadido). Pablo retoma el tema y promueve la naturaleza espiritual del Reino cuando escribe que “el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Rom. 14:17).

Cuando Cristo se hallaba ante Pilatos repitió la misma verdad. En Juan 18:36 leemos: “Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían.” El Suyo no era un reino político como el del César, que requería un ejército. Esto probablemente explique porqué le preguntó a Pilatos donde había obtenido su información (Juan 18:33, 34). Si la hubiese escuchado de los Judíos, Pilatos habría escuchado una mala interpretación de la naturaleza del Reino (ver Juan 6:15); si la hubiese escuchado de Jesús hubiera sabido lo que Jesús se proponía.

El dispensacionalismo descarta la gloria espiritual del gobierno presente de Cristo al negarlo. Y esto a pesar del registro Bíblico.


La Segunda Humillación de Cristo

Tercero, el dispensacionalismo hace que Cristo soporte una segunda humillación al dejar el cielo (el cual es Su trono) para regresar a gobernar sobre la tierra (la cual es el estrado de Sus pies) solo para que al final Su Reino personal sufra una rebelión en contra. Un aspecto importante de Su humillación fue Su habitación en el polvo de la tierra y el sufrir abuso durante Su ministerio. House y Ice escriben que en la visión postmilenial, “El Mesías se halla en el cielo y se encuentra sólo místicamente presente en su reino. Su ausencia de la tierra durante su reinado priva al Mesías de su momento de gloria y exaltación terrenales.”3

Pero la Escritura enseña con respecto al regreso de Cristo al cielo ¡que este no es un lugar donde Él esté siendo privado de algo! Debemos entender la gloria majestuosa que le es propia, la cual surge de Su ascensión al cielo. ¿Acaso no oró al Padre justo antes de la cruz: “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese” (Juan 17:5)? Él se estaba preparando para salir de la tierra y entrar al cielo. Él consideraba que aquello era glorioso, ¡no una privación de gloria!

Efesios 1:20-22 habla de su condición gloriosa en el cielo: “la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales,sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia.” El mismo concepto se repite en Filipenses 2:9: “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre.” 1 Pedro 3:22 concuerda: “quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.”


Según el dispensacionalismo clásico, ¡esto es una privación de Su gloria!

Lo que es peor es que el “momento de gloria” que Cristo tiene durante Su reinado milenial ¡termina en caos y rebelión! J. Dwight Pentecost declara que hacia el fin del Reino milenial Satanás “sale para engañar a las naciones, con el objetivo de dirigir una revuelta final contra la teocracia de Dios.”4 Pentecost admite que “no se entiende como una multitud, ‘el número de los cuales es como la arena del mar’… pudiesen rebelarse contra el Señor Jesucristo, cuando han vivido bajo Su benevolencia todas sus vidas.”5

Como John F. Walvoord lo expresa: “De este modo la última rebelión gigantesca del hombre se desarrolla contra el reinado soberano de Dios en el que los impíos encuentran su Waterloo. A medida que se reúnen para la batalla en Apoc. 20:9, la gran hueste dirigida por Satanás, y llegando desde todas las direcciones, rodea el campamento de los santos. La palabra para ‘campamento’… parece referirse a la misma ciudad de Jerusalén la cual es descrita como ‘la ciudad amada.’”6

¡Según el dispensacionalismo clásico el “momento de gloria” de Cristo termina en caos y en un fracaso final! El momento de gloria para el dispensacionalismo – asignado a Jesús – le pone de regreso en el polvo de la tierra para que pueda personal y físicamente administrar un reino que eventualmente se rebela en Su contra y le ataca tanto a Él como a su capital.


Conclusión

Los errores que acabamos de examinar son errores serios. El dispensacionalismo tiene problemas significativos – no intrascendentes – e inherentes relativos a la visión de Cristo y Su ministerio. 

Es importante que reconozcamos que el debate con respecto al dispensacionalismo no es sobre pequeños detalles de los complejos eventos de los tiempos del fin. El dispensacionalismo, sin darse cuenta, reduce la gloria de la persona y obra de Cristo.

Kenneth L. Gentry, Jr., es Rector del Christ College en Lynchburg, Virginia, y Pastor de la Iglesia Presbiteriana Fairview en Carolina del Sur. Es el autor de casi veinte libros, muchos de los cuales tratan con asuntos escatológicos. Tiene un sitio web que ofrece sus productos educativos:http://www.kennethgentry.com.

Traducido con permiso expreso del autor por Donald Herrera Terán para http://www.contra-mundum.org

1 H. Wayne House y Thomas D. Ice, La Teología del Dominio: ¿Bendición o Maldición? (Pórtland: Multnomah, 1988), 220

2 House y Ice, La Teología del Dominio, 160.

3 Ibid., 240.

4 J. Dwight Pentecost, Eventos del Porvenir (Grand Rapids: Zondervan, 1958), 548.

5 Ibid., 551.

6 John F. Walvoord, El Apocalipsis de Jesucristo (Chicago: Moody Press, 1966), 304.






______________________________

miércoles, 1 de mayo de 2019

LUGARES DE ENTRETENIMIENTO...


Charles Spurgeon
Somos Puritanos


Tenemos grandes razones para bendecir a Dios por las ricas misericordias que hemos disfrutado como iglesia y como pueblo durante muchos años, en la unidad de la hermandad, el celo de los obreros, el número de conversiones, el éxito de todos nuestros emprendimientos, y el crecimiento de todo el cuerpo.




Está en mi corazón decir unas palabras acerca de otro tema: un tema que presiona fuertemente mi corazón. Os ruego, por las misericordias de Dios y por el amor de Cristo Jesús vuestro Señor, que como miembros de esta iglesia no hagáis nada que pueda contristar al Espíritu de Dios y hacer que se aleje de entre nosotros.

Recuerda cómo Israel sufrió una derrota por causa de Acán. Un solo hombre, y una sola familia, habían quebrantado la regla divina, pero eso bastó para alborotar todo el campamento. Acán había tomado de la cosa maldita y la había escondido en su tienda, así que todo Israel tuvo que sufrir una derrota. Las iglesias también sufrirán si el pecado se normaliza entre ellas y se les permite dejar de reprender. En este momento, muchas iglesias están sufriendo gravemente por el pecado de sus propios miembros: por el pecado en sus filas.

Al mirar hacia afuera, estoy acongojado y tengo una gran pesadumbre de espíritu por lo que veo entre los cristianos profesantes. Un asunto que es muy serio concerniente al entretenimiento de los cristianos profesantes. Veo que algunos que se llaman a sí mismos cristianos han declarado públicamente que es bueno que los cristianos asistan al teatro, a fin de que el tono y el carácter de las obras puedan ser renovadas (cristiananizadas). La sugerencia es tan razonable como si se nos pidiera que vertiéramos una botella de agua de lavanda en la alcantarilla principal para mejorar su aroma.


“¡No toques…!”


Si la iglesia ahora se supone que debe cambiar la tonalidad del mundo imitándolo, las cosas han cambiado extrañamente desde el día en que nuestro Señor dijo: “Salid de en medio de ellos… y no toquéis lo inmundo”. ¿Deberá el Cielo descender al lago infernal para cambiar su tonalidad? Desde hace ya muchos años, la condición moral del teatro es muy mala para que sea restaurada. E incluso si se llegará a arreglar, pronto volvería a corromperse. Pasen junto a él con la vista apartada, porque la casa de la mujer extraña está allí.

No me ha tocado nunca entrar en un teatro durante la presentación de una obra, pero he podido ver lo suficiente cuando regresaba a casa de los jornadas nocturnas, al pasar al frente de los teatros, como para hacerme implorar que nuestros hijos no se acerquen nunca a sus puertas. Debe ser una curiosa escuela de virtudes para atraer a la ramera y al libertino. No es un Lugar para un Cristiano si lo aprecian mayormente los irreligiosos y mundanos.


Un paso hacia la degeneración:


Si los miembros de nuestra iglesia cayesen en el hábito de frecuentar el teatro, pronto les haremos ir mucho más lejos en dirección a los vicios, y perderán todo el gusto por los caminos de Dios. Si el teatro se extendiera entre los cristianos profesantes, sería la ruina de la piedad. Sin embargo, uno encuentra que el gusto por tales cosas se incrementa por doquier.

Ya no podemos ni siquiera entrar en lugares que antes estaban dedicados a la ciencia y al arte sin encontrarnos en presencia de algo así como una representación teatral. Tales artilugios, aunque en sí mismos sean bastante inofensivos, han contribuido a fomentar el gusto que conduce en última instancia al teatro y su entorno.

¿Quién puede suponer que las diversiones rodeadas por seducciones viciosas sean una recreación adecuada para una mente pura? ¿Quién podría acercarse a Dios después de sentarse a admirar las actuaciones de los libertinos (y me dicen que algunos de los que han deslumbrado a la sociedad londinense son así)?

Cuando el comportamiento es cada día más laxo y licencioso, ¿deben los creyentes rebajar los estándares de su vida? Si lo hacen, su poder espiritual se desvanecerá, y su razón de ser habrá acabado. Si alguna vez podría haber un momento en que los cristianos pudieran relajar su rigidez, seguro que no es ahora cuando el mismo aire está contaminado, y cuando nuestras calles resuenan con los gritos de los vendedores de periódicos vendiendo periódicos sucios.

Es profundamente triste escuchar cómo la gente habla de actos de pecado hoy en día; cómo los hombres y mujeres jóvenes, sin sonrojarse, hablan de actos que depravan y destruyen, como si se tratara de trivialidades, o de temas para bromear. Es una pena que los objetivos de la ley exijan la publicación de detalles inapropiados. En cuanto a los que no solamente cometen lascivia, sino que se complacen en los que la cometen: “Oh alma mía, no entres en su secreto” (Gns. 49;6). Mi corazón clama a menudo: ¡Quién me diera alas como de paloma! Volaría y hallaría reposo.” (Salm. 55;6).

Ciertamente será desastroso para la iglesia de Dios que sus miembros se vuelvan impuros. En estos días debemos ser doblemente estrictos, para que no entre en medio de nosotros ninguna conducta suelta. Hay que reprimir el pecado concreto con una mano fuerte, pero también hay que abstenerse de toda especie de mal.

Mis queridos hermanos y hermanas, independientemente de vuestras deficiencias, sed puros de corazón, de labios y de vida. Nunca permitas una imaginacion perversa, ni hables de cosas que son inmundas. Que no sean nombradas ni una sola vez entre vosotros, como conviene a los santos. Una mirada lasciva, una palabra sospechosa, un acto cuestionable deben ser evitados vigorosamente. Todo cuanto raye en lo incasto debe ser rechazado.

Sólo los puros de corazón verán a Dios. Todos estamos sujetos a las pasiones humanas, y nuestra miserable carne se deja fascinar con demasiada facilidad por quienes complacen sus indulgencias. En segundos el alma puede ser conducida al cautiverio. Velad en la oración, especialmente en estos días malos. Clamad: “No nos dejes caer en la tentación”, y si la oración es sincera, tú mismo te mantendrás lejos de los lugares sospechosos. Haced un pacto con vuestros ojos de que no miraréis lo que contamina, e impedid que vuestros oídos oigan al respecto. Vigila tus labios para que no propaguen la corrupción cuando hables acerca del pecado. No tengo miedo de que te metas directamente en un pecado grave, sino que des un paso muy pequeño en el camino que conduce a él. Entonces sólo será cuestión de tiempo.


Seducido…


Agustín cuenta la historia de un joven amigo suyo que tenía el mayor horror por todo aquello relacionado con el anfiteatro romano. Un amigo pagano trató de persuadirlo de que entrara al Coliseo, y como estaba muy presionado y tenía un compromiso con ese amigo, accedió a ir una sola vez, pero decidió mantener sus oídos y sus ojos cerrados todo el tiempo. Parecería ser un riesgo muy pequeño sentarse allí como uno que era ciego y sordo, pero en medio de los juegos la gente aplaudía tan fuerte a cierto gladiador que les había complacido que abrió los ojos y los oídos para descubrir de qué se trataba todo eso. A partir de ese momento quedó encantado; miró y disfrutó de la vista, y aunque antes no podía soportar que se le mencionara, llegó por fin a ser un asiduo frecuentador de los crueles deportes y un defensor de los mismos, y al cabo de poco tiempo renunció a su profesión como Cristiano.

Guardaos de la levadura del placer mundano, porque su operación es silenciosa pero certera, y un poco de ella leudará toda la masa. Mantenga esta distinción entre cristiano e incrédulo y clarifíquela cada día.

¿Has oído hablar del ministro que se quejó al diablo por huir con uno de los miembros de su iglesia? El demonio respondió: “Lo encontré en mi propiedad, y por eso lo reclamé”. Yo también puedo decir: ” ¡Detente!” al archiengañador, pero no servirá de nada si te encuentra en su territorio. Cada cazador reclama el ave que encuentra en su propia red. Este es el argumento: “Lo atrapé en mi red, y por eso es mío.” En vano intentaremos disputar este derecho de propiedad con el archienemigo, pues “la posesión es el noveno punto de la ley.” 1


Demasiado rígido?:


Absteneos de toda especie de mal. “Pero no debemos ser demasiado rígidos”, dice alguien. No hay temor de que eso suceda en estos días. Tú nunca irás demasiado lejos en la santidad, ni te asemejarás demasiado a tu Señor Jesús. Si alguien le reprocha que es demasiado estricto y preciso, no se entristezca, sino trate de merecer el cargo. No puedo suponer que en el último gran día nuestro Señor Jesucristo le diga a alguien: “No eras lo bastante mundano. Estabas muy celoso de tu conducta y no te adaptaste lo suficiente al mundo”. No, hermanos míos, tal error es imposible. El que dijo: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”, ha puesto delante de vosotros una norma más allá de la cual no podréis pasaros.
“Bueno, pero -dirá alguien-, ¿no vamos a divertirnos?” Mi querido amigo, los placeres que están preparados para los cristianos son muchos y abundantes, pero ellos nunca incluirán el pecado y la insensatez. ¿Llamas al vicio y a la locura diversión?

Cuando desciendo al campo, observo a los granjeros llevando grandes baldes de desperdicios para los cerdos, y nunca les envidio su delicada comida. No protesto en contra de que tengan un abrevadero lleno el doble. Pero, ¿participo con ellos? Desde luego que no! No me apetece eso. ¿Me niego a mí mismo? Por supuesto que no! Jamás me pareció que hubiera algo deseable en su rica mistura. No me cabe duda de que tiene un sabor exquisito para las criaturas para las que está preparado. Ciertamente parece ser muy apreciado.

Si los mundanos se deleitan con los placeres del mundo y el pecado, que los disfruten, pobres almas. No tienen nada más que disfrutar. No tienen un paraíso para el eterno futuro. No tienen a un Cristo o un Salvador en quien puedan apoyar sus cabezas. Que ellos tengan lo que los hace felices mientras puedan serlo. Pero cuando hablo con los hijos de Dios adopto otro tono, pues para vosotros estas cosas no tienen encanto si realmente habéis saboreado los grandes manjares de la comunión con Dios.

“Pero,” dirás, “Me gustaría muchísimo disfrutar un poco de los placeres del pecado.” Júzguense a ustedes mismos, entonces, por ser falsamente llamados hijos de Dios. “El que es nacido de Dios no peca,” lo cual no significa que no caiga en pecado por debilidad, sino que no es su deseo o su plan o su placer el cometer pecado. No es su camino, porque es una nueva criatura, y él encuentra su alegría y su placer en vivir lo más cerca posible de Dios.

“¿Hasta dónde puede uno llegar de conformidad al mundo?” Es una pregunta que se hace con frecuencia. ¿Nunca has oído la historia de una dama que quería un chofer? Dos o tres la visitaron por el puesto y, en respuesta a sus preguntas, el primer solicitante le dijo: “Sí, señora, no podría tener un mejor chofer que yo”. Ella le contestó: “¿Qué tan cerca crees que podrías estar del peligro sin que ocurra un accidente?” “Señora, podría ir a un metro de él, y sin embargo usted estaría perfectamente a salvo.” “Muy bien”, dijo ella, ” tú no me servirás.”


Cuidado o confianza?:


El segundo aspirante había oído la pregunta por la que el otro había sido rechazado y, por lo tanto, ya estaba preparado para responder: “¡Peligro! Señora, yo podría conducir a la distancia de un cabello y, no obstante, estar perfectamente a salvo”. “Entonces no me servirás en absoluto.” Cuando llegó el número tres, le pregunto: “¿Eres buen conductor?” “Bueno,” contestó, “Soy cuidadoso y nunca he tenido un accidente.” “¿Pero qué tan cerca crees que podrías conducir del peligro?” “Señora”, dijo, “eso es algo que nunca he intentado; siempre conduzco tan lejos del peligro como puedo.” La señora respondió inmediatamente: “Eres el tipo de chófer que quiero, estás contratado”.

Consigue un chofer como ese para que guíe tu corazón y conduzca tu propio carácter. No veas cuán cerca puedes ir del pecado, sino cuán lejos puedes mantenerte de él. Si no sigues este consejo, y si el Espíritu de Dios no produce en ti tal pureza de vida, la iglesia tendrán que levantar sus manos por ti y decir: “¿Quién lo hubiera pensado? Estos eran los jóvenes agradables de los que se esperaba tanto; eran los que solían decir, “No debes ser demasiado estricto”, y ¿dónde están ahora?” Para evitar lo peor, manténgase lejos de lo malo.

En cuanto a la obra de vuestro Señor, estad ligados al altar de Cristo y unidos para siempre a Él, y estoy seguro de que no encontraréis que sois unos perdedores al renunciar a los placeres mundanos. Los caminos del Señor son caminos agradables, y todas sus sendas son paz. (Prov. 3;17) Hay un placer seguro y dulce en la vida santa, y el placer radica en gran medida en el hecho de que de él brota una paz abundante. Que Dios nos conceda la gracia de mantenernos en estos caminos pacíficos, aunque otros nos llamen puritanos y ridiculicen nuestro santo temor al pecado.



SWORD & TROWELL
(Espada y Llana)

Edición 1995 No. 2
El Tabernáculo Metropolitano
Elephant & Castle, Londres SE1 6SD
Editor: Dr. Peter Masters



Fuente: http://www.middletownbiblechurch.org/christia/spurgeon.htm



____________________________________

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...