jueves, 6 de agosto de 2020

Louis Berkhof: Por qué no soy premilenialista? (dispensacionalista)...




Louis Berkhof



No soy premilenialista porque…



Louis Berkhof



1.- La teoría se basa sobre una interpretación literal de las profecías relacionadas con el futuro de Israel y el reino de Dios.

Los premilenialistas sostienen que nada que sea menos que una interpretación literal y un cumplimiento literal satisfará los requerimientos de las profecías sobre el futuro de Israel y el reino de Dios; pero los libros de los profetas mismos contienen ya indicaciones que señalan a un cumplimiento espiritual (Isaías 54:13; 61:6; Jeremías 3:16; 31:31-34; Oseas 14:2; Miqueas 6:6-8).

La discusión de que los nombres ‘Sión’ y ‘Jerusalén’ nunca se usan por los profetas en ningún otro sentido que el literal; que el primero de estos nombres siempre denota una montaña, y el otro una ciudad, está claramente contradicho por los hechos. Hay pasajes en los que ambos nombres están empleados para designar a Israel, la iglesia de Dios en el Antiguo Testamento (Isaías 49:14; 51:3; 52:1-2). Y este uso de los términos pasa directamente al Nuevo Testamento (Gálatas 4:16; Hebreos 12:22; Apocalipsis 3:12; 21:9).

Es notable que el Nuevo Testamento, que es el cumplimiento del Antiguo Testamento, no contenga ni siquiera una sola indicación hecha por Jesús acerca del restablecimiento de la teocracia del Antiguo Testamento, ni siquiera una sola positiva predicción indispensable acerca de su restauración, en tanto que sí contiene indicaciones abundantes del cumplimiento espiritual de las promesas dadas a Israel (Mateo 21:43; Hechos 2:29-36; 15:14-18; Romanos 9:25-26; Hebreos 8:8-13; 1 Pedro 2:9; Apocalipsis 1:6; 5:10).

El Nuevo Testamento ciertamente no favorece el literalismo de los premilenialistas.

Además, este literalismo los hace arribar a toda clase de absurdos, porque envuelve la futura restauración de todas las antiguas condiciones históricas de la vida de Israel, por ejemplo, los grandes poderes mundiales del Antiguo Testamento (Egipto, Asiria y Babilonia) y las naciones vecinas a Israel (Moab, Amón, Edom y Filistea) deben aparecer de nuevo en escena (Isaías 11:14; Amos 9:12; Joel 3:9; Miqueas 5:5-6; Apocalipsis 18).

Además, el templo tendrá que ser reconstruido (Isaías 2:2-3; Miqueas 4:1-2; Zacarías 14:16-22; Ezequiel 40-48); los hijos de Zadok tendrán que volver a servir como sacerdotes (Ezequiel 44:15-41; 48:11-14) y aun las ofrendas por el pecado y la transgresión serán traídas de nuevo al altar, no para conmemoración (como algunos premilenialistas quisieran), sino para expiación (Ezequiel 42:13; 43:18-27).

Y además de todo eso, la situación cambiada hará que sea necesario que todas las naciones visiten a Jerusalén de año en año, para celebrar la fiesta de los tabernáculos (Zacarías 14:16) y aun de semana en semana para adorar delante del Señor (Isaías 66:23).


2.- La teoría del aplazamiento, que es un eslabón necesario en el bosquejo premilenial, está huérfana de toda base bíblica.

Según esta teoría Juan y Jesús proclamaron que el Reino, es decir, la teocracia judía, estaba ya a la mano. Pero debido a que los judíos no se arrepintieron y creyeron, Jesús pospuso su establecimiento hasta la Segunda Venida.

No hay absolutamente prueba alguna de que Jesús predicara dos evangelios diferentes, primero el evangelio del reino, y luego el evangelio de la gracia de Dios; a la luz de la Biblia esa distinción es insostenible.

Jesús nunca pensó en el restablecimiento de la teocracia del Antiguo Testamento, sino en la introducción de la realidad espiritual, de la cual, el reino de que hablaba el Antiguo Testamento no era sino un tipo (Mateo 8:11-12; 13:31-33; 21:43; Lucas 7:21; Juan 3:3; 18:36, 37; Romanos 14:17).

Cristo no pospuso la tarea para la cual había venido al mundo sino que verdaderamente estableció el reino y se refirió a él más de una vez como a una realidad presente (Mateo 11:12; 12:28; Lucas 17:21; Juan 18:36-37; Colosenses 1:13).

Toda esta teoría del aplazamiento es una ficción comparativamente reciente, y es muy objetable, porque rompe la unidad de las Escrituras y del pueblo de Dios de una manera desautorizada.

La Biblia presenta la relación entre el Antiguo y el Nuevo Testamento en la de tipo y anti tipo, de profecía y de cumplimiento; pero esta teoría sostiene que aunque el Nuevo Testamento tuvo por propósito original ser el cumplimiento del Antiguo, en realidad es algo que resultó del todo diferente. El reino, es decir, la teocracia del Antiguo Testamento, fue predicho y tenía que ser restaurado, y la iglesia no fue predicha pero tenía que ser establecida. De esta manera, las dos partes se separan, y la una se convierte en el libro del reino y la otra, con la excepción de los evangelios, en el libro de la iglesia.

Además, nos encontramos con dos pueblos de Dios, el uno natural y el otro espiritual, el uno terrenal y el otro celestial, como si Jesús no hablara de “un rebaño y un pastor” (Juan 10:16), y como si Pablo no dijera que los gentiles habían sido injertados en el viajo olivo (Romanos 11:17).


3.- Esta teoría se encuentra en flagrante oposición a las explicaciones bíblicas de los grandes eventos del futuro (la resurrección, el juicio final y el fin del mundo).

La Biblia explica que los tres grandes eventos del futuro están sincronizados. No hay la más ligera indicación de que tengan que estar separados por mil años excepto que esto se encuentre en Apocalipsis 20:4-6.

Claramente coinciden Mateo 13:37-43, 47-50 (la separación de los buenos y de los malos en “el fin”, no hay una separación de mil años entre los dos eventos); 24:29-31; 25:31-46; Juan 5:25-29; 1 Corintios 15:22-26; Filipenses 3:20-21; 1 Tesalonicenses 4:15-16; Apocalipsis 20:11-15.

Todos estos acontecimientos ocurren a la venida del Señor, que es también el día del Señor.

En respuesta a esta objeción, los premilenialistas a menudo sugieren que el día del Señor puede ser de mil años de duración, de tal manera que la resurrección de los santos y el juicio de las naciones tengan lugar en la mañana de aquel largo día, y la resurrección de los malvados y el juicio del gran trono blanco ocurre en la tarde del mismo día. Apelan a 2 Pedro 3:8.

Pero esto con mucha dificultad puede probar el punto, porque los papeles fácilmente pueden cambiarse aquí. El mismo pasaje puede usarse para probar que los mil años de Revelación 20 no son sino un solo día.


4.- No hay ninguna base bíblica positiva para el concepto de una doble (o aun de de una triple o cuádruple) resurrección

Es, para decir lo menos posible, muy dudoso que las palabras “esta es la primera resurrección” (Apocalipsis 20:5) se refieran a una resurrección física. El contexto no lo necesita, ni siquiera favorece este concepto.

Lo que pudiera verse a favor de la teoría de una doble resurrección, es el hecho de que los apóstoles con frecuencia hablan de la resurrección de los creyentes nada más, y no se refieren a los malvados para nada.

Esto se debe al hecho de que estaban escribiendo a las iglesias de Jesucristo, en relación con las cuales trataban el asunto de la resurrección, y al hecho de que deseaban acentuar el aspecto salvífico de ella (1 Corintios 15; 1 Tesalonicenses 4:13-18).

Otros pasajes, en un solo golpe de aliento, hablan con claridad de la resurrección de los justos y de la de los malvados (Daniel 12:2; Juan 5:28-29; Hechos 24:15).


5.- Es imposible entender cómo una parte de la vieja tierra y de la humanidad pecadora pueden existir al lado de la otra parte de la tierra que ya se considera nueva y de una humanidad que está glorificada.

¿Cómo pueden los santos perfectos, con cuerpos glorificados, vivir en una atmósfera cargada de pecado y en medio de escenas de muerte y decadencia? ¿Cómo puede el Señor de gloria, el Cristo glorificado, establecer su trono sobre la tierra en tanto que ésta no haya sido renovada?

Apocalipsis 21 nos informa que Dios y la iglesia de los redimidos harán su morada sobre la tierra después de que el cielo y la tierra hayan sido renovados. ¿Cómo, pues, puede sostenerse que Cristo y los santos moren mil años en ella antes de esta renovación? ¿Cómo podrán los pecadores y los santos en la carne permanecer en la presencia del Cristo glorificado, viendo que el mismo Pablo y Juan estuvieron completamente abrumados por la visión de Él (Hechos 26:12-14; Apocalipsis 1:17)?

Beet dice con verdad, “No podemos concebir que estén mezclados juntos en el mismo planeta algunos que todavía tienen que morir y otros que ya pasaron por la muerte y no volverán a morir. Tal confusión de la presente edad que viene es impropia en el último grado”.

Y Brown expresa su sorpresa, “¡Qué estado de cosas tan revuelto es éste! ¡Qué aborrecible mezcla de cosas por completo inconsistentes una con la otra!”


6.- La única base para el premilenialismo es Apocalipsis 20:1-6

Es una base muy precaria por varias razones:

1.- Este pasaje ocurre en un libro altamente simbólico, y el pasaje es reconocidamente muy oscuro, como puede inferirse de las diferentes interpretaciones de él.

2.- La interpretación literal de este pasaje, tal como ha sido dado por los premilenialistas, conduce a un concepto que no encuentra apoyo ninguno en la Biblia, sino que hasta está contradicho por el resto del Nuevo Testamento. Ésta es una objeción fatal. La exégesis sana requiere que los pasajes oscuros de la Biblia sean leídos a la luz de los que son claros, y no viceversa.

3.- Hasta la interpretación literal de los premilenialistas no es consistentemente literal, porque considera como figuras la cadena de que se habla en el v. 1, y consecuentemente también la atadura mencionada en el v. 2; a menudo concibe los mil años como un largo, pero indefinido, período, y cambia las almas del v. 4 en resurrección de santos.

4.- Estrictamente hablando, el pasaje no dice que las clases a que se refiere (los santos mártires y los que no adoraron la bestia) resucitaron de entre los muertos, sino nada más que vivieron y reinaron con Cristo mil años.

5.- No hay absolutamente indicación alguna en estos versículos de que Cristo y sus santos sean vistos gobernando sobre la tierra. A la luz de pasajes como Apocalipsis 4:4 y 6:9 es mucho más probable que la escena esté colocada en el cielo.

6.- También merece notarse que el pasaje no hace mención alguna de Palestina, de Jerusalén o del templo ni de los judíos, los ciudadanos naturales del reino milenial. No hay una sola indicación de qué éstos, de alguna manera, tengan que ver con este reino de mil años.






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