José Parrilla
Cuando era niño en casa veíamos un programa de televisión que a todos nos fascinaba, "LOS INTOCABLES".
Era un grupo de detectives que vivían y trabajaban en una ciudad de EU, y que tenían una particularidad; eran incorruptibles. Nadie podía sobornarlos, y por eso eran invencibles, o como dije; Intocables.
La Iglesia de Cristo, como cuerpo redimido, ha recibido diferentes embestidas a lo largo de los siglos. Estos ataques vienen por una sola razón; el diablo es un ente real. Es el enemigo jurado de los cristianos.
Aunque los cristianos estamos siendo guardados por el Espíritu Santo para el día de la redención de nuestros cuerpos, no es menos cierto que aún, y hasta que Cristo venga o partamos, somos vulnerables.
Podemos ser atacados por las fuerzas del mal.
Conocemos algunas de las estratagemas del enemigo, pero no somos infalibles. Sabemos que, de diferentes maneras el mal tratará, por todos los medios a su alcance, de destruir a la iglesia. El engaño del pecado y la carne son quizás dos de sus armas más usadas. Pero no las más efectivas.
Desde que Cristo nos redimió, Pablo nos lo dejó bien claro:
"El pecado no se enseñoreara de vosotros, pues no estáis bajo la ley...".
Pero el dilema es que todavía estamos en la naturaleza humana y carnal. A Dios gracias que tenemos un Abogado en el cielo, Alguien que defiende, en el tribunal del cielo, nuestra vida y nuestras esperanzas. Alguien que nos tira la toalla; Cristo Jesús Señor nuestro. Además, por si fuera poco, tenemos aquí, con nosotros, un Paracleto en nuestros corazones que nos ayuda en nuestra debilidad: El Espíritu Santo.
Sin embargo hay algo en lo que aún, después de la redención, del nuevo nacimiento y de todo el refuerzo que constituye la Palabra de Dios, existe una debilidad en nuestra naturaleza que debemos tomar en consideración y, por causa de su peligrosidad, entenderla. Es la Apostasía.
La Apostasía no solo implica el alejarse de Dios "voluntariamente" también existe la apostasía de la "enajenación". Las personas se apartan del camino recto...sin darse cuenta. Se desvían por senderos que los alejan de Dios, por una vereda que confunden con "El Camino".
"Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte."
Proverbios 14:12
Las nuevas teologías emergentes dentro del llamado cristianismo del siglo 21 nos confunden. Parecen bíblicas pero no lo son.
Identificarlos es el problema. Diferenciar la paja del grano se ha convertido en un verdadero dilema.
¿Como saber si están, o estamos en la "linea", en la sana doctrina?
Cualquiera podría creer que la "doctrina perse" es en colorario definitorio, pero no es así.
Podríamos tener una doctrina inmaculada y estar más perdidos que el diablo.
¿Que por que lo digo?
Sencillo, porque el que nos creo, el que fabricó nuestros "circuitos" , nuestro Hardware, y nuestro Software, nos dio la programación adecuada también, nos dio la capacidad de amar. "El que no ama, no es de Dios, ni conoce a Dios, porque Dios es amor, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios".
El problema es saber diferencial el que ama, del que solo "parece que ama".
Soy un poco torpe en el proceso de entender muchas cosas. No tengo el conocimiento necesario, ni el discernimiento de un Apóstol para conocer lo que hay en el corazón del hombre.
Así es que no me ha costado más remedio que utilizar las lumbreras que conductualmente, nos muestran de manera inequívoca, quien es de Dios, y quien No lo es:
LOS FRUTOS.
"Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. Lucas 6:44
Así, sin mas, esta es la regla: los frutos. Veamos la lista de lo que debemos exhibir en nuestro espíritu , alma y cuerpo:
"Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley."
Gálatas 5:22-23
Notemos algo extraño. Aunque aparentan ser nueve frutos, el texto los engloba y dice: EL FRUTO...
A principio esto me pareció un error de traducción, pero al buscar en los originales que hay por estas lides, nos percatamos que esa traducción es la real.
Las nueve partes del mismo fruto solo pueden significar una cosa: Es un solo fruto. Significa que, o están los nueve elementos, o no hay fruto. Es una falsificación, es algo así como un "robo de identidad", una credencial fraudulenta.
Concluyo este corto estudio con unas palabras que entiendo son las adecuadas en esta instancia:
"No salgas corriendo, con este diagrama a medir a tu Pastor ni a tus hermanos de la iglesia...Acércate al espejo de tu corazón y mira allí adentro y busca esos nueve compuestos del fruto, y si te falta alguno...gime ante Dios, en el lugar santísimo y reclámalo...para que puedas estar en paz y vivir el Evangelio sin que el diablo te pueda torcer. Para que puedas convertir tu casa y a ti mismo una versión más espiritual de "LOS INTOCABLES".
Fuente: https://www.facebook.com/jose.parrilla.39
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