José Grau
El vocablo «Armagedón» viene de Megido (monte, o meseta de Megido), ciudad de Israel que se menciona varias veces en el Antiguo Testamento. Lo encontramos, por ejemplo, en Jueces 4:2-3, cuando Israel se hallaba oprimido por el cananeo Jabín.
Las huestes de este rey saqueaban frecuentemente, sin piedad, los sembrados y cosechas de los israelitas. Tan numerosas eran estas hordas cananeas, que los judíos llegaron a tener miedo de salir siquiera a los caminos (Jue. 5:6).
El monarca cananeo y su general Sisara eran fuertes, y los oprimidos israelitas no podían hacer nada. ¿Qué hubieran podido ellos contra los novecientos carros de combate, bien herrados, de los cananeos?.
Apenas si tenían escudo o lanza (Jue. 5:8). De pronto, surge una mujer valiente; Débora. Ella sabe bien que, humanamente hablando, Israel no puede obtener ninguna victoria contra los cananeos, pero sabe también que Jehová sí Puede (Jue. 4; 5). Un día, Débora se presenta a Barac, el Juez, y le dice: «Levántate, porque este es el día en que Jehová ha entregado a Sisara en tus manos...» (Jue. 4:14).
Viene luego la batalla.
¿En qué lugar?
En Megído (Jue. 5:19), donde todos los enemigos de Israel son derrotados. Jehová mismo aplasta a los opresores del pueblo de Dios (Jue. 5:21).
Armagedón es, pues, el símbolo de todas las batallas en las que el Señor manifiesta su poder cuando, humanamente hablando, el pueblo de Dios no tiene salida posible y se encuentra totalmente indefenso y oprimido.
Pero también se nos anuncia para el final de los tiempos una decisiva y última batalla de Armagedón, que coincide con aquel período en que Satanás será «desatado un poco de tiempo» (Apoc.11:7-11).
Cuando el mundo, bajo la dirección de Satanás, de un fuerte poder anticristiano y de la religión universal anticristiana profetizados por el Apocalipsis ―el dragón, la bestia y el falso profeta―, se halle presto para lanzarse contra la Iglesia y devorar lo poco que quede de ella, cuando los hijos de Dios sean perseguidos sin piedad oprimidos por todas partes, cuando clamen por socorro y parezca que los cielos los han abandonado, entonces justamente aparecerá Cristo, de repente, sobre las nubes de gloria, para liberar a su pueblo.
Dicha aparición final, con la intervención del Señor en favor de su pueblo, es lo que el Apocalipsis entiende por Armageáón.
Será el conflicto decisivo entre las fuerzas de la impiedad y las de la justicia.
Libro en PDF "Escatologia final de los tiempos" -Jose Grau- :
http://www.elolivo.net/LIBROS/Lacueva-CFTE-07-Escatologia-1-Amilenial.pdf
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