jueves, 28 de junio de 2012

En una época donde todo es desvirtuado: El Amor de Dios

David Wilkerson

No importa lo que usted haga para mantenerse limpio. Si usted no confía en Jesús para que lo salve a través de su gracia, ante Dios toda su justicia equivale a trapos sucios. Su carne no es aceptada delante de Dios; ni siquiera ésta puede ser transformada. Toda la carne fue desechada en la cruz y ahora un nuevo Hombre ha llegado- Cristo hombre - y la verdadera fe reside en tener confianza en lo que Él ha hecho por usted.

Usted puede decir, “Es difícil para mí creer que un cristiano fallido y abrumado como yo pueda ser preciado para Dios. Él debe estar indignado conmigo porque mi vida tiene muchos altibajos. Yo tengo problemas que no logro resolver. ¡Yo creo que Él todavía me ama pero seguramente está decepcionado conmigo porque le he fallado continuamente!”

Por favor comprenda lo siguiente: La maravillosa profecía de gracia de Isaías (ver Isaías 43:1-5) fue proclamada a un pueblo que había sido robado, atrapado y llevado cautivo - todo por su propia insensatez e incredulidad. Fue en ese momento en que Dios les dijo, “Ahora, después de todas tus fallas, yo vengo a tí con un mensaje de esperanza - y esto es porque tú eres mío.”

Yo nunca olvidaré la pena que sentí cuando uno de mis hijos adolescente acudió a mí para confesarme, “Papá, nunca he sentido que te he agradado. Nunca me he sentido merecedor de tu amor. Siento que toda mi vida te he desilusionado. Tú debes de estar realmente decepcionado de mí.” Esas palabras me hirieron. Yo abracé a ese niño en lágrimas mientras me encontraba con gran dolor dentro de mí. Yo lloré mientras le decía a este niño, “ Pero tú siempre has sido especial para mí. Has sido la niña de mis ojos. Cuando voy en camino a cruzadas, pienso en tí y todo mi ser resplandece. Seguro, tú has hecho cosas insensatas, cosas malas pero yo te he perdonado. Tú te arrepentiste de verdad y yo nunca más pensé mal de tí. Tú traes nada más que gozo para mí.”

Lo mismo sucede con muchos cristianos en su relación con su Padre celestial. El diablo los ha convencido que han decepcionado a Dios y que nunca más podrán agradarle. Consecuentemente, ellos no aceptan Su amor y viven como si la ira de Dios siempre estuviera con ellos. ¡Qué forma más horrible de vivir! - y qué doloroso a de ser para Dios cuando ve a Sus hijos vivir de esa manera.

Fuente: http://www.worldchallenge.org/

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Paul Washer

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