Discernir BO
Sin duda vivimos en un mundo convulso y lleno de problemas que nos angustian y hacen temer.
La Biblia dice, en alusión a satanás, que el ladrón vino para hurtar, matar y destruir. Todos hoy día enfrentamos situaciones duras y también estamos expuestos a atrocidades bárbaras, que nos generan intranquilidad y miedo.
Son situaciones personales como un divorcio, un adicto a drogas en la familia, un embarazo no deseado de algún hijo, una enfermedad o el desempleo.
También hay situaciones globales, como el empeoramiento de la calidad de vida por el desequilibrio de la naturaleza, la corrupción de todo tipo de estamento gubernamental y jurídico, el deterioro de la sanidad pública, el fracaso de la enseñanza, las guerras, terremotos, avance de grupos violentos, aumento del narcotráfico, con su consecuente violencia, aumento de la criminalidad en general. Son tantas las cosas que nos traen miedo.
El miedo paraliza y nos impide disfrutar de la vida; nos impide pensar y tomar decisiones. Nos impide adorar a Dios.
Es en medio a este caos cuando más necesitamos una dirección sabia, que nos guíe y traiga la seguridad y paz para guardar la serenidad y disfrutar de la vida.
Pero, ¿dónde encontrar esa dirección sabia? ¿Dónde encontrar la paz?
La mayor parte de las personas, cristianas o no, buscan la seguridad y la paz en las riquezas y, para conseguirlas y acumularlas, son capaces de hacer verdaderas barbaridades.
Pero, veamos qué dice Dios sobre la supuesta seguridad de las riquezas: "No aprovecharán las riquezas en el día de la ira; mas la justicia librará de muerte." (Proverbios 11:4)
"El que confía en sus riquezas caerá; mas los justos reverdecerán como ramas." (Proverbios 11:28)
"A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos." (Timoteo 6:17)
Vemos que la salvación está en la justicia y no en las riquezas. Pero ¿quién es justo?
Sabemos que la justicia del hombre viene por la justificación en el Hijo de Dios, Jesucristo, quien pagó el precio por nuestros pecados.
Por lo tanto, las riquezas no son las que nos proporcionan esa tranquilidad que buscamos, puesto que en el momento difícil, la justificación en Cristo es la que nos trae la paz. La justicia en Cristo, por lo tanto, es superior a las riquezas. En Cristo está el secreto de la paz y tranquilidad.
Veamos qué dice Cristo en Proverbios 1:33: "El que me oyere, habitará confiadamente y vivirá tranquilo, sin temor del mal."
Pablo nos desvela algo más sobre Cristo, sabiduría de Dios: "Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento." (Colosenses 2:2-3)
Por lo tanto, en estos tiempos de angustia y sufrimiento, en donde todo a nuestro alrededor nos lleva a sentir temor, el antídoto es Cristo, sabiduría de Dios, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría, la cual nos hace habitar tranquilos y sin temor.
Pero, ¿cuál es la base de la sabiduría? ¿Cómo se adquiere?
Salomón nos lo desvela en Proverbios 1:7: "El principio de la sabiduría es el temor de Jehová."
Es decir, ¿quieres ser sabio y vivir tranquilamente? Teme a Jehová. El temor de Dios no es miedo, sino reverencia, respeto, sumisión.
¿Cómo se teme a Jehová?
Lo primero es conocerlo a Él y a Su Palabra. Luego, es obedecerla; basar nuestra vida en ella. Si conocemos a Jehová y guardamos Su Palabra, tendremos sabiduría y la sabiduría, Cristo, nos guiará y guardará del mal.
No perdamos el tiempo entonces en intentar obtener y acumular riquezas, que son inciertas, sino que vayamos a lo seguro: busquemos la sabiduría de Dios, Jesucristo, que es quien nos da la tranquilidad para no temer el mal.
"Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca." (Mateo 7:24-25)
Fuente: http://discernir.info/reflexiones/tranquilo-y-sin-temor-del-mal.php
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