Esclavos de Cristo
Somos semi-pelagianos[1] por naturaleza, lo cual nos lleva a pensar que ninguno de nosotros nace esclavo del pecado.
Me crié dentro de un ambiente cristiano pentecostal, así que no fue difícil creerme una buena persona, y lo fácil que es creer “repetir una oración y de esa forma llegar a ser cristiano”, sin embargo nunca escuché el Evangelio, mis oídos estaban demasiado tapados por el moralismo, “hace esto y no hagas esto”.
No podía cargar con todo ese peso, mi alma necesitaba descanso.
La buena noticia fue que cuando, por la misericordia de Dios escuché del Evangelio de la Gracia, “la ira de Dios que yo merecía cayó sobre Jesucristo, para satisfacer la justicia de Dios”. Al parecer había escuchado un evangelio distorsionado durante toda mi vida. La doctrina de la Depravación Total fue la que me hizo entender que tan apartado estaba de Dios y la necesidad de un Salvador.
En el comienzo del descubrimiento de las doctrinas de la Gracia, me volví bastante celoso y cualquiera que no creyera lo mismo, intentaba persuadirle humanamente para que abrazaran estas doctrinas, no entendiendo que la doctrina de la gracia debía obrar en el corazón de ellos al igual que en el mío, con la misma misericordia y amor que lo había hecho en mi. Llegue a un texto que me dejó impactado y meditando en todo lo que hacía para promover las doctrinas que salvaron mi vida:
Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él. —2 Timoteo 2.24 (cursivas añadidas)
Hoy leí un comentario de R.C.Sproul que hablaba en gran parte de esto, me hizo recordar los comienzos de todo, y sin duda para quienes se están iniciando en las Doctrinas de la Gracia, les será de muchísima edificación.
Etapa Jaula Calvinista
Son identificables por su insistencia en convertir cada discusión en una contienda de la expiación limitada o por hacer que su misión personal que todos los que ellos conocen escuchen —a veces en voz muy alta—: las verdades de la elección divina [2].
Un celo por la verdad que se manifiesta en odiosidad no convencerá a nadie de la verdad Bíblica de la teología reformada [2].
Son creyentes reformados que son tan agresivos e impacientes que deben ser encerrados en una jaula por un rato para que puedan refrescarse y madurar un poco en la fe. A veces, una persona que se convence de las doctrinas Bíblicas de la Gracia se encuentra en conflicto con los amigos y la familia a causa de su descubrimiento de la Teología Reformada [2].
Somos responsables de convencer a los demás de la verdad de las doctrinas de la Gracia?
Dadas nuestras inclinaciones semi-pelagianas, se necesita una gran cantidad de exposición a La Palabra de Dios para superar ese sesgo natural contra las doctrinas de gracia. [2]
Cuando recordamos el tiempo que nos llevó en superar las dificultades que una vez tuvimos con el cuadro Bíblico completo de la Soberanía Divina y nuestra esclavitud al pecado, podemos ver a nuestros amigos no reformados y familiares con más simpatía y compartir la verdad con ellos más fraternalmente. [2]
Conclusión
Cuando le predicamos sobre el evangelio de la gracia a un arminiano olvidamos frecuentemente la Soberanía de Dios. No son nuestros argumentos, es el Espíritu el que obra en la vida del hombre. “Dios tomó tiempo con nosotros para convencernos de su soberanía en la salvación. Podemos confiar en él para hacer lo mismo con las personas que amamos”. [2]
Nos falta más pasión y enfocar la pasión en una relación fiel con Las Escrituras amando las doctrinas y preguntarnos ¿Cómo es posible que Dios me haya elegido a mí?.
[1] Pregunta: “¿Qué son el Pelagianismo y el Semi-Pelagianismo?
[2] Cage-Stage Calvinism (R.C.Sproul)
Fuente: http://esclavosdecristo.com/etapa-jaula-calvinista/
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John MacArthur
Recordamos a los lectores que el hecho de publicar videos que consideramos de bendición, no significa de modo alguno que coincidamos en la totalidad en lo que el predicador crea o haya dicho en el pasado, o diga en algún momento en el futuro, tan solo nos limitamos a la predicación publicada, eso es todo. Nota de VCeI
Josef Urban
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