viernes, 28 de octubre de 2011

LA DISCIPLINA DE DIOS SOBRE LOS CREYENTES Y LA IRA SOBRE LOS QUE LO RECHAZAN

Tim Conway

La disciplina de Dios sobre sus hijos.

La ira de Dios sobre quienes rechazan a Cristo.

Un común denominador: El Pecado, la diferencia es que la corrección de Dios en el creyente produce crecimiento.


"Dios al que ama disciplina"




Romanos 

Capítulo 08 

8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
8:2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
8:3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;
8:4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
8:5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.
8:6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
8:7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;
8:8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
8:9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
8:10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia.
8:11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
8:12 Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne;
8:13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
8:14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.
8:15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
8:16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
8:17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.
8:18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
8:19 Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios.
8:20 Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza;
8:21 porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
8:22 Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;
8:23 y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.
8:24 Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?
8:25 Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.
8:26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
8:27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
8:29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
8:30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
8:31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
8:32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
8:33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
8:34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
8:35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
8:36 Como está escrito:
Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero.
8:37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
8:38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
8:39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.



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David Wilkerson

Supongamos que un entrenador de boxeo lleva a su luchador a un campo de entrenamiento aislado y pasa toda la sesión de entrenamiento preparando psicológicamente a su hombre para la gran pelea.

Él le dice: "Yo estaré contigo en primera fila, Nunca dejaré de estar a tu lado. Aquí está una lista de los grandes boxeadores del pasado, estudia todos sus movimientos. No tienes que sufrir entrenamientos duros. ¡Te dije que eres un ganador y mi palabra es todo lo que necesitas! Yo te daré algunos diagramas sobre cómo derrotar al hombre monstruo cuando subas al ring para pelear contra él! "

¿Qué clase de entrenador hace esto? ¡Absolutamente absurdo! ¿Qué haría un buen entrenador? El encontraría al mejor boxeador y ¡subiría a su hombre al ring para pelear con él!

Amado, ¿cuántos cristianos se llaman a sí mismos guerreros sin haber sido jamás probados o capacitados? Oímos mucho acerca de los muchos guerreros en esta nación. Pero la triste verdad es que la gran mayoría de ellos ¡nunca han estado en la batalla! ¡Ellos no han sido entrenados y no están listos para luchar!

Hace poco le pregunté al Señor por qué muchos de los verdaderos creyentes están pasando por tiempos tan pesados, tan duros. ¿Por qué estos sufrimientos tan profundos? Le pregunté, "¿Por qué muchos están siendo probados hasta el límite?"

Dios sabe que Satanás será desatado en la tierra para su última hora de batalla. Y el Señor va a necesitar guerreros bien entrenados que prevalecerán sobre todos los poderes del infierno. En este momento, Él está haciendo una obra rápida en su remanente -se llama ¡entrenamiento de crisis!

Estos sufrimientos y pruebas profundas de los santos están formando a los capitanes de Su ejército de los últimos días. Dios está poniendo en ellos el Espíritu Santo guerrero y Él está sacando soldados que han sido probados porque han luchado con Dios. ¡Cuanto más sufren y más intensa es la prueba mayor es la obra que Él tiene preparada para ellos!

Este tipo de entrenamiento demanda disciplina física y espiritual. Jacob lanzó todo su cuerpo a la batalla, toda su capacidad humana. Un espíritu de lucha se había levantado dentro de él y la Escritura dice: "En su fuerza él luchó con Dios" (Oseas 12:3).

Este versículo tiene un gran significado para todos los que quieren prevalecer en la oración. Dice que Jacob ganó la batalla "en su fuerza." Querido Amado, si usted va a prevalecer en estos últimos días ¡usted va a tener que poner todo su cuerpo y fuerza en ello!


Fuente: http://www.worldchallenge.org/


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